Los científicos afirman que el café afecta a diferentes organismos de distintas maneras. ¿Por qué unos pueden dormirse tranquilamente después de tomar un café y otros pasarán la noche sin pegar ojo?
Los científicos afirman que el café afecta a diferentes organismos de distintas maneras. ¿Por qué unos pueden dormirse tranquilamente después de tomar un café y otros pasarán la noche sin pegar ojo?
El efecto de la cafeína en el organismo es individual, por lo tanto lo llaman bebida-camaleón.
“Los receptores de adenosina son responsables de la sensibilidad al café”, explicó al diario ruso AIF el doctor en Ciencias Biológicas Ígor Smolin.
Según el especialista, la cafeína es similar en estructura a la adenosina, por lo tanto, cuando ingresa al cuerpo, los receptores de adenosina se bloquean y, después de tomar café, la sensación de fatiga se debilita y aumenta la energía.
“Al mismo tiempo, hay un grupo bastante pequeño de personas, en los que la cafeína, por el contrario, estimula los receptores de adenosina, por lo tanto, al tomar café, se sienten más débiles y tienen sueño. Estas personas pueden tomar café incluso por la noche sin riesgo de no dormirse”, señaló el científico.
Mientras tanto, el café puede servir para prevenir enfermedades graves, en particular el Alzheimer y el Parkinson y es una fuente de vitaminas.
“Además del valioso magnesio, una taza grande de café contiene vitaminas B (B5, B1, B3 y B2), manganeso, potasio y folatos”, explicó Natalia Perova, dietista y doctora en ciencias médicas.
“Asimismo, el café es rico en polifenoles, que pueden reparar las células dañadas y aumentar la esperanza de vida”, agregó.
Sin embargo, en grandes dosis, la cafeína causa ansiedad y nerviosismo, indigestión, agrava el reflujo gastroesofágico y es adictivo.
En general, se considera que una dosis de cafeína no debe exceder los 100 mg, y una dosis diaria es de 300 mg como máximo —una taza contiene un promedio de 95 mg, y un espresso —150 mg de cafeína—.
Fuente: Sputnik