El Plan de Desarrollo Turístico de Cabo Rojo-Pedernales es viable, cumple con la normativa nacional e internacional, las directrices de sostenibilidad y observa todos los criterios de conservación y uso racional de los recursos naturales con una adecuada gestión y un plan de medidas de prevención, corrección, mitigación y restauración.
A esta conclusión llegó el equipo de expertos de la empresa especializada EMPACA, que hizo la evaluación ambiental, presentada a casa llena el 29 de abril pasado a las autoridades locales, organizaciones comunitarias y medioambientales, en el auditorio de la Gobernación Provincial. Es la segunda vista pública sobre el impacto ambiental del proyecto.
El estudio fue auspiciado por la Dirección General de Alianzas Público-Privadas (DGAPP) y el Fideicomiso Pro-Pedernales, para cumplir con las regulaciones ambientales establecidas en la ley 64-00. Es un requisito para solicitar la licencia ambiental al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Se centró en la lotificación y construcción de la infraestructura de servicios para la Fase 1, donde se tiene previsto inicialmente 13 lotes, la construcción de 9 hoteles con 4,700 habitaciones, 4 eco-hoteles y un complejo de viviendas vacacionales.
También, la infraestructura de servicios que incluye, entre otros elementos, el sistema vial, suministro de energía eléctrica sostenible, abastecimiento de agua potable, redes de alcantarillado pluvial y sanitario, planta de tratamiento de aguas residuales y telecomunicaciones.
Cada hotel, explicó Empaca, y demás edificaciones (viviendas, marina, etc.) necesarias para el desarrollo turístico, necesitarán de estudios ambientales puntuales e independientes.
Los resultados del estudio, destaca la DGAPP, avalan las directrices del máster plan del proyecto enfatizando en la necesidad de conservar las especies y la flora en su hábitat natural, para esto se proponen una serie de medidas que deberán aplicarse durante los procesos de construcción, y tras la finalización de las obras.
Entre las medidas propuestas por los expertos de EMPACA destacan: no construir obras en las áreas de humedal-manglar, ni en la franja de 30 metros medidos a partir de los límites de éstas; no construir obras en áreas protegidas y zonas de amortiguamiento de 300 metros del Parque Nacional Jaragua; protección de la fauna en el área del proyecto; protección de las áreas de anidamiento de las tortugas marinas y protección de los fondos marinos en el área de buceo contemplativo (snorkeling).