El periodista Ramiro Estrella llamó la atención sobre la permisibilidad de las entidades encargada de proteger a los menores de edad, que permiten que éstos sean enviados por sus padres, tutores u otras personas responsables de su cuidado, a realizar labores propias de adultos, lo que considera también como un maltrato infantil.
El comunicador opinó que “lo más grave de esta penosa realidad, es que muchos de los menores que se dedican a lustrar zapatos, limpiar cristales de vehículos, pedir dinero, cultivo agrícola, bucear en los vertederos, hacer labores domésticas en hogares de tercero, delivey, entre otras, pueden sufrir daños físicos y sicológicos, no están escolarizados y son conducidos a perpetuarse en el círculo de la pobreza o inducidos a la delincuencia”.
Observó que el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes (Código del Menor), amparado en la Ley 136-03, además de prohibir el trabajo de personas menores de 18 años, señala en su artículo 10, que los niños tienen derecho a la cultura, deporte y recreación, y que las leyes labores bajo la responsabilidad del Ministerio de Trabajo, también los protegen.
Dijo que, a pesar de estos ordenamientos legales, hay muchas quejas de la población por el manejo de este
Sistema de Protección y contra las autoridades en general, que muestran una gran indiferencia frente al problema, y sólo se limitan hacer anuncios y acuerdos que muy pocas veces se cumplen.
“Una mayoría de la población se siente mareada con estos acuerdos, porque se quedan en simples enunciados, ya que el problema persiste”, amplió el periodista en una nota de prensa remitida a este medio de comunicación.
Señala que el trabajo infantil está prohibido por todas las legislaciones, pero que a pesar de ello son millones de niños los que trabajan en el mundo.
Y en el caso de la República Dominicana sostiene que resulta alarmante que unos 436,000 niños entre cinco y 17 años de edad son explotados laboralmente, y de ellos más de 160,000 trabajan en plantaciones agrícolas donde realizan labores propias de adultos, según declaraciones del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el país.
Sugiere finalmente, que las autoridades presten atención real a esta problemática, advirtiendo con sanciones a quienes incurren en estos abusos y malas prácticas, y que también de ser necesario se modifiquen las leyes sobre la materia, a fin de endurecer o establecer penas más severas.