La mitad occidental de Cuba -en donde se encuentra La Habana- volvió a quedarse sin corriente en la noche del sábado, anunció la estatal Unión Eléctrica (UNE), en un traspiés a los trabajos de recuperación tras los dos apagones totales consecutivos que ha sufrido el país desde este viernes.
Hasta este nuevo fallo se había conseguido devolver el servicio eléctrico al 16 % de los cerca de 10 millones de habitantes de la isla en un complejo proceso de reenergización y estabilización por áreas que se van progresivamente ampliando y conectando entre sí.
“El proceso de restablecimiento del sistema eléctrico continúa siendo complejo. Alrededor de las 22:15 ocurrió otra desconexión del subsistema de occidente. Siguen los trabajos para su recuperación”, escribió en redes sociales el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Distintos barrios de La Habana, en su mayoría periféricos, habían recuperado el servicio eléctrico a lo largo de este sábado, así como algunos municipios de otras provincias.
Además, se estaban realizando las labores previas o de arrancado en varias de las siete centrales termoeléctricas del país con el objetivo de prepararlas para una sincronización con el SEN, con lo que podrían aportar nuevamente energía a la red.
El SEN colapsó este viernes por la mañana por una avería en la central Antonio Guiteras de Matanzas (oeste), una de las mayores del país. Esta “salida imprevista” desestabilizó por completo el sistema y provocó un evento de “cero cobertura energétia nacional”, un apagón completo en todo el país.
El sistema energético de Cuba se encuentra en un estado muy precario por el déficit de combustibles -fruto de la falta de divisas para importarlo- y las frecuentes averías en obsoletas centrales termoeléctricas, con cuatro décadas de explotación y carencia crónica de inversiones.
La isla cuenta actualmente con siete centrales termoeléctricas de factura soviética -construidas hace más de cuatro décadas y afectadas por un déficit crónico de inversión-, con un total de 20 unidades de generación (siete de ellas estaban en los últimos días paradas por averías y mantenimientos).
Como resultado, los apagones se han vuelto habituales desde hace varios años. El Gobierno cubano ha rentado en los últimos años varias centrales eléctricas flotantes para atenuar la falta de capacidad de generación.
Los frecuentes apagones dañan la economía cubana -que en 2023 se contrajo un 1,9 % y se encuentra aún por debajo de los niveles de 2019, según datos oficiales- e impulsan el descontento social en una sociedad afectada por una crisis económica agravada en los últimos años.
También han desencadenado protestas antigubernamentales, incluidas las del 11 de julio de 2021 -las mayores en décadas-, y las del pasado 17 de marzo en Santiago de Cuba (este) y otras localidades.
La última vez que se produjo una situación similar de “cero producción” fue en septiembre de 2022 luego del paso del huracán Ian con categoría tres por el extremo este de la isla. Esto provocó un desajuste de graves dimensiones y dejó a oscuras a todo el país. La recuperación llevó días.