AFP.- Los conservadores alemanes están más divididos que nunca sobre la designación de un líder para suceder el próximo otoño a Angela Merkel tras el fracaso, el domingo por la noche, de llegar a un consenso.
Dos hombres aspiran a liderar a los conservadores en las elecciones legislativas del 26 de septiembre: el presidente del Partido Demócratacristiano de la canciller (CDU), Armin Laschet, un moderado partidario de la continuidad centrista de Merkel; y el de su aliado partido bávaro (CSU), Markus Söder, políticamente más a la derecha.
El primero está al frente de la mayor de las dos formaciones y cuenta con el apoyo de los principales directivos de su partido.
Pero su popularidad entre la opinión pública es muy inferior a la de su rival.
Según una reciente encuesta de la cadena ARD, 44% de los alemanes considera a Markus Söder como el mejor para conducir a los conservadores en las elecciones, frente al 15% de Laschet.
Aunque oficialmente no se considera una primaria, esta elección se ha transformado desde hace una semana en una guerra entre los dos partidos con vistas a suceder a Merkel, quien dejará el poder tras las elecciones.
Los dos hombres habían asegurado inicialmente que querían ponerse de acuerdo entre ellos antes del fin de semana.
Pero el domingo por la noche no habían alcanzado ningún acuerdo, pese a que las negociaciones proseguían entre los dos aspirantes en Berlín.
“Cada uno está acantonado en su posición”, escribe el diario Bild. Markus Söder parece menos dispuesto a ceder después de que el domingo obtuvo el apoyo mayoritario de la organización de las juventudes conservadoras alemanas y algunos dirigentes del partido de Merkel.
Si ninguno de los dos se alza con la representación, la decisión podría recaer en los diputados de ambos partidos que se reúnen el martes.
En ese caso, las posibilidades de Markus Söder crecerían, ya que tiene el apoyo de la base, mientras que su rival cuenta con el apoyo de los jerarcas del partido.
- Guerra fratricida –
Este tipo de enfrentamiento entre la CDU y la Unión Cristiana social (CSU) es poco frecuente desde que la alianza de estos dos partidos “hermanos” se selló después de la guerra.
Los dos movimientos “están matándose entre sí”, advierte el diario Bild. “Se exponen a la ruptura”, dice por su parte Der Spiegel.
Un directivo local de la CDU, cercano a Laschet, amenazó el fin de semana con romper el pacto entre los dos movimientos, que prevé que los democrátascristianos no presenten candidatos en Baviera y que a cambio la CSU haga lo mismo en el resto del país.
“Si Söder quiere imponer su candidatura a la cancillería, si quiere destruir la CDU, entonces, la implantación de la CDU en Baviera debe dejar de ser tabú”, opina Dennis Radtke.
Mientras tanto, Angela Merkel permanece en silencio, después de haber dicho que no quiere inmiscuirse en su sucesión.
No obstante, se la considera responsable en parte de la cizaña que se ha declarado al final de su “reinado” de 16 años, en la medida en que durante años ha eliminado a cualquier competidor interno impidiendo la eclosión de un relevo natural.
En su partido, algunos piensan que ahora debe intervenir para evitar que esta batalla debilite duraderamente el campo conservador si quiere aspirar a ganar las legislativas.
Ya está en el ojo de mira por lo que se considera caótica gestión de la epidemia, lo que le ha hecho caer al 28% de las intenciones de voto, por delante de los Verdes con el 20%.
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