Los brasileños tendrán en 2023 un Congreso más diverso, pero la población negra, mayoritaria en el país, seguirá subrepresentada, pese a nuevos incentivos para sus candidaturas.
Entre los 540 congresistas electos en los comicios del 2 de octubre, 141 se autodeclararon negros -entre ellos 111 mestizos-, un 26% del total, según datos divulgados por la cámara baja.
En el caso de la Cámara de Diputados, que se renovó por completo, 135 parlamentarios negros fueron electos sobre las 513 bancas, 12 más que en 2018.
El Senado, que se renovó en un tercio, tendrá seis legisladores negros de los 27 victoriosos, la mitad de ellos mestizos. En total, serán 22, un crecimiento mínimo respecto a los 19 de 2014, tras la primera elección en que la justicia electoral pasó a exigir una autodeclaración de color o raza a los candidatos.
Los partidos de derecha fueron quienes más eligieron a diputados negros.
El Partido Liberal del presidente Jair Bolsonaro, quien cuenta con un historial de declaraciones ofensivas a minorías, es la formación que más diputados negros llevará al Congreso el año que viene, con 25 electos, mientras que serán 16 del Partido de los Trabajadores del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Pese a que en Brasil el 56% de la población es negra -categoría que incluye a negros y mestizos-, según datos del Instituto de Estadística Brasileño (IBGE), el Congreso está ocupado mayoritariamente por blancos, situación que suele repetirse en altos cargos del ejecutivo y el Poder Judicial.
El leve crecimiento de la población negra en el legislativo se da tras medidas orientadas a incrementar su participación política y corregir su subrepresentatividad, escenario que también se repite con las mujeres.
En septiembre de 2021, una enmienda constitucional determinó que los partidos políticos que recibieran más votos para candidatos negros y mujeres tendrían acceso a proporciones mayores de fondos públicos para campaña en elecciones posteriores.
Con la nueva reglamentación, las candidaturas de negros y mestizos saltaron del 42% del total en 2018 a 47% de los 10.000 candidatos en la última elección, según datos del Tribunal Superior Electoral basados en las autodeclaraciones de los candidatos.
La falta de recursos para hacer campaña, junto con el miedo a sufrir violencia política en un país donde el racismo sigue arraigado en algunos sectores de la sociedad, son señalados por expertos como las principales barreras para que los líderes negros viabilicen sus candidaturas.
La autodeclaración, por la que los candidatos completan una ficha ante la justicia electoral con su raza o color, ha generado polémica y sospechas de fraude como maniobra para obtener recursos públicos.
Un informe del diario Folha de Sao Paulo mostró que 42 diputados electos como blancos en 2018 alteraron su registro de color de piel para presentarse en las elecciones de 2022.