Entre 2002 y 2020, Christina Pomfrey obtuvo ayudas de las arcas públicas de Reino Unido usando distintas identidades.
Durante los últimos casi veinte años, Christina Pomfrey se ha embolsado más de 1,2 millones de dólares de las arcas públicas de Reino Unido gracias a una intrincada trama de engaños. Ahora la mujer, de 65 años, ha sido declarada culpable de fraude, contabilidad falsa y fabricación o suministro de artículos para su uso en estafas, informó este sábado Daily Mail.
Valiéndose de dos identidades, Pomfrey se hizo pasar por ciega con esclerosis múltiple, gracias a lo cual recibía todo tipo de ayudas sociales, incluidos 16.420 dólares al mes.
En un primer momento, la mujer pidió un subsidio en la localidad inglesa de Runcorn utilizando el apellido de su segundo esposo —Brown—; mientras que con el apellido Pomfrey solicitó más ayudas para ella y para adaptar a su ‘discapacidad’ el bungalow de su tercer marido, ubicado en Oldham.
Christina decía ser soltera y carecer de medios de apoyo financiero. Asimismo, aseguraba necesitar ayuda para “levantarse de la cama, ir al baño, lavarse, vestirse, [realizar] todas las tareas de casa, comprar y hacer operaciones bancarias”. Incluso se inventó que familiares y amigos la cuidaban y falsificó cartas que, supuestamente, ellos enviaban a las autoridades locales.
“La mujer más astuta”
Su último esposo, John Pomfrey, con quien se casó en 2005, desconocía por completo la enrevesada trama de Christina. “Ella ha destruido mi vida y no puedo perdonarla. Es la mujer más astuta que he conocido”, comentó el hombre en una entrevista.
Cuando la pareja se conoció, ella le dijo que poseía siete quioscos en Liverpool y era millonaria. Sin embargo, lo único cierto es que había trabajado en un quiosco pero fue despedida por robar el dinero de la caja. Pocos meses después, ella le le compró un coche y le pagó varias vacaciones a destinos como República Dominicana, Madeira (Portugal) o Benidorm (España).
“Creo que empezó conmigo porque yo era otro nombre, en otro condado, que podía usar para sus estafas. Me siento estúpido”, confiesa John. Además, reveló que en ocasiones su mujer recibía la visita de los servicios sociales, por lo que le llamaba para decirle que no fuera a casa o se iba sola a Runcorn inventando distintas excusas. “Ella tenía que estar allí para seguir fingiendo”, explicó el hombre.
Una gran deuda
Los vecinos de la mujer no salen de su asombro ante la forma en que se las ingenió para engañar al Estado durante tanto tiempo. “Vi una silla de ruedas fuera de su casa y le dije: ‘¿para que es eso?’. Y ella dijo: ‘porque lo necesito'”, explicó uno de ellos, que le replicó que nunca la utilizaba.
Solo en 2017 el Departamento de Trabajo y Pensiones británico se puso a investigar a Christina. Tras ser grabada realizando actividades cotidianas, como leer un periódico, conducir o recoger a sus nietos de la escuela, fue arrestada junto a su marido y las viviendas de Runcorn y Oldham fueron registradas.
En ese momento preguntaron sobre la ceguera de la mujer a John, que, sorprendido, les respondió que hacía unos días ella misma había estado conduciendo. El hombre dice sentirse defraudado por su esposa, que pidió créditos en su nombre, razón por la que podrían embargarle su casa al tener una deuda de más de 225.000 dólares.
“Dinero al que no tenías derecho””
“He tenido suficiente”, declaró la mujer a los investigadores, asegurando que ninguna de las personas de su entorno conocían sus irregularidades. Por esa razón, la Justicia no presentó cargos contra Pomfrey, si bien condenaron a 18 meses de cárcel suspendida a su hija, acusada de lavado de dinero después de descubrir que durante seis años guardó en su cuenta bancaria más de 113.000 dólares que Christina había cobrado de las arcas públicas.
La Justicia ha condenado a tres años y ocho meses de prisión a Christina. “Este era dinero al que no tenías derecho”, le dijo la jueza Sophie McKone, haciendo hincapié en que la suma defraudada a las arcas del Estado podría haber ido a parar a gente que realmente lo necesitaba, así como ser invertido en escuelas y hospitales.
El ministro británico de Entrega de Bienestar Social, Will Quince, explicó que actuaron rápidamente en cuanto identificaron actividades sospechosas. Asimismo, Quince aseguró que se perseguirá a todo aquel que “intente engañar al sistema” y advirtió que reacerá sobre él todo el peso de la Ley.
Como la señora Pomfrey no tiene ningún activo, cuando cumpla su condena no tendrá que devolver ni un centavo del dinero estafado a los contribuyentes.
Fuente: RT