¿Olvido cotidiano o patológico? Seis señales de alerta para acudir a un experto

¿Olvido cotidiano o patológico? Seis señales de alerta para acudir a un experto

Después de los 30, el cerebro reduce gradualmente su número de neuronas; un fenómeno que lleva a una memoria menos aguda en la vejez. Sin embargo, no siempre se relaciona con una enfermedad neurodegenerativa, cuándo es crucial buscar atención médica

Se suele llamar al Alzheimer ‘la enfermedad de la memoria’, porque en su forma más típica empieza por olvidos. Entonces, cualquier falla de esta capacidad suele ser una preocupación. Sin embargo, es importante resaltar que no todos los problemas para recordar están relacionados con enfermedades degenerativas. Entonces, teniendo en cuenta que el cerebro cambia con los años, ¿cómo diferenciar un olvido normal de uno patológico?

El doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva de Fleni explicó en una nota reciente: “Los olvidos son la forma de inicio de la enfermedad de Alzheimer, pero son también normales en el sujeto que envejece. De allí la importancia de diferenciar lo que es uno normal de uno patológico”. Es que con el aumento de la edad hay una declinación de las funciones cognitivas.

“Los olvidos (pérdida de memoria reciente) y las anomias (no recordar los nombres) son algunos de los cambios cognitivos típicos del envejecimiento”, señaló. Por lo tanto, el cerebro cambia con la edad y va dando señales. En otras palabras, no es necesario entrar en pánico si se empieza a notar que la memoria no es tan aguda como solía ser; eso es sólo una parte del envejecimiento. Y tampoco es exclusivo de las personas que la sociedad considera “viejas”.

“Aquí hay un hecho muy deprimente: comenzamos a perder neuronas a los 30 años”, dijo el doctor Michael Rosenbloom, neurólogo del Centro de Bienestar Cerebral y Memoria de Medicina de la Universidad de Washington, Estados Unidos. “Con el tiempo, nos volvemos menos eficientes a la hora de aprender recordar, y para mí, esto se debe al ciclo de la vida: cuando eres joven y estudiante, necesitas aprender más información y esos sistemas tienen que estar funcionando. Están a toda máquina, pero cuando envejeces, es menos crítico”, dijo.

El doctor Allegri agregó: “Como todos los órganos de nuestro cuerpo, el cerebro se enfrenta a la senescencia, que es el progresivo descenso en la eficiencia biológica no atribuible a una enfermedad; la dificultad creciente en la posibilidad de adaptación del organismo; la fragilidad aumentada y la mayor susceptibilidad a contraer enfermedades”.

Y continuó: “La senescencia está definida por los llamados ‘cambios relacionados a la edad’ que son parte del envejecimiento normal. Así, a nivel cerebral observamos una reducción del volumen y una pérdida neuronal, más marcada en algunas regiones como el lóbulo temporal y en los hipocampos”, afirmó Allegri. De esta manera, aunque el cerebro cambia con los años, algunos problemas de memoria pueden indicar algo más.

El doctor Allegri explicó: “En el olvido benigno, el sujeto no se acuerda de parte de una situación o una palabra y la recuerda posteriormente en forma espontánea o ante una ayuda. El sujeto está mucho más preocupado por los olvidos que su entorno. Un ejemplo es cuando uno está hablando y no aparece un nombre pero sí sabemos de quién hablamos. Al rato, manejando el auto, nos aparece espontáneamente ese nombre o alguna situación nos lo trae. Esto es un olvido normal”.

En cambio, en el olvido patológico “la persona no recuerda una situación completa que no recupera posteriormente. Hay frecuentes reiteraciones de preguntas o comentarios. El sujeto está anosgnósico (no reconoce y minimiza lo que le pasa) y esto lo lleva a que su entorno esté mucho más preocupado que él. Un ejemplo típico es si yo fui a cenar anoche a la casa de un familiar mayor y hoy a la mañana lo llamo por teléfono y me dice: ‘Hace tanto tiempo que no nos vemos’. Este es un olvido patológico (no recuerda algo reciente ni la experiencia completa y no se facilitó con mi llamado)”, indicó el médico.

El Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos da ejemplos en su portal de envejecimiento normal versus Alzheimer:

En el envejecimiento es normal:

– Tomar una mala decisión de vez en cuando

– Olvidarse de hacer un pago mensual

– No recordar qué día es y acordarse más tarde

– A veces no saber qué palabra usar

– Perder cosas de vez en cuando

En cambio, la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por las siguientes situaciones:

– Hacer juicios equivocados o tomar malas decisiones la mayor parte del tiempo

– Tener problemas para pagar las facturas mensuales

– Perder la pista de la fecha o la época del año

– Tener dificultad para mantener una conversación

– Perder cosas a menudo y no poder encontrarlas

Señales de alerta

Ciertas formas de fallas al recordar son anormales y pueden ser indicativas de problemas mayores:

1. Dificultad para aprender cosas nuevas. “Lo más común en nuestra sociedad es tener un dispositivo nuevo y simplemente no poder entenderlo”, dijo el doctor Charles Bernick, neurólogo del Centro Lou Ruvo para la Salud Cerebral de la Clínica Cleveland.

Es normal precisar algo de tiempo para acostumbrarse a un nuevo celular o la notebook, pero si es una tarea totalmente imposible, se debería consultar con el médico, dicen los expertos.

2. Problemas para hacer y comprender cosas que antes eran fáciles. “Por ejemplo, olvidar recetas que antes solían prepararse fácilmente”, dijo Bernick.

¿Otra gran área en la que la gente puede notar olvidos anormales? Las finanzas, según Bernick. Esto podría incluir olvidarse de pagar las facturas, pagarlas dos veces, no entender cómo funcionan las finanzas.

“Si la persona realmente comienza a tener dificultades, o incluso encuentra un poco más difíciles las actividades del día a día, eso debería ser una señal de alerta de que algo está pasando”, dijo Bernick.

Otros signos preocupantes serían la falta de higiene personal, no asistir a las citas con el médico y quemar alimentos debido a olvidos, dijo Rosenbloom.

3. Olvidar conversaciones rápidamente. Es imposible recordar todo lo que se habla y no debería ser problema si no se tiene presente alguna charla de vez en cuando. ¿Cuándo es motivo de preocupación? Cuando se olvidan inmediatamente las discusiones, según Rosenbloom.

“Normalmente, cuando uno tiene una charla se espera que al menos pueda recordar haberla tenido… pero, digamos que pasa una hora y la persona la olvida, eso es preocupante”, dijo. Y agregó: “Ellos también deberían recordarlo al final del día, así que eso también es una señal de alerta para mí”.

4. Perderse en lugares familiares. Es perfectamente normal no ubicarse de vez en cuando, pero “una señal de alerta podría ser perderse en la ciudad natal y simplemente no encontrar el camino”, dijo Ulrich Mayr, profesor de neurociencia en la Universidad de Oregon. Por ejemplo, perderse al ir hacia el supermercado o camino a casa serían síntomas para consultar.

5. Repetir historias con frecuencia. Es normal repetirse de vez en cuando, contando historias o hechos a personas que los han escuchado antes. Pero si se hace esto con demasiada frecuencia, podría resultar anormal.

Específicamente, si se está “repitiendo preguntas o historias el mismo día o, a veces, en unos pocos minutos”, podría ser un signo de pérdida anormal de memoria, según Carrión.

6. Los seres queridos señalan que algo anda mal. “Si un familiar o amigo dice que está preocupado por nuestra memoria, tratar de no ponerse a la defensiva. En lugar de eso, tomar en serio la preocupación”, dijo Mayr.

En otras palabras, es más probable que un ser querido pueda detectar tempranamente problemas como la repetición de historias en el día a día.

Otros factores que influyen

Por ejemplo, la pérdida de memoria relacionada con el embarazo. Muchas mujeres experimentan problemas de olvido o de concentración durante el embarazo y el posparto, un trastorno temporal conocido informalmente como “cerebro de mamá“.

“Si bien no se comprende completamente la causa exacta del ‘cerebro de mamá’, se cree que está influenciado por varios factores asociados con el embarazo y la maternidad temprana”, dijo Carrión, “fluctuaciones hormonales, alteraciones del sueño debido al embarazo o al cuidado de un recién nacido, y las demandas emocionales y físicas de la crianza se encuentran entre los factores que pueden influir”.

Información sustraída de INFOBAE.