Actualmente más del 70% de los 1300 millones de consumidores de tabaco que hay en el mundo carecen de acceso a los instrumentos que necesitan para conseguir dejar de fumar. Esta brecha en el acceso a los servicios de deshabituación se ha ampliado aún más en el último año, ya que el personal de salud se ha movilizado para hacer frente a la pandemia.
Especialistas reconocidos han analizado las acciones para reducir la demanda de tabaco que implementa la Organización Mundial de la Salud (OMS) y solicitan reflexionar sobre el papel que está desempeñando y el daño que está causando con su oposición dogmática a tecnologías que podrían reducir en gran medida los riesgos a los que se enfrentan los mil millones de fumadores del mundo.
La cuestión fundamental es ¿qué están haciendo la OMS y los gobiernos al respecto? Lo que nos preocupa es que la respuesta de la OMS es inadecuada, se basa en una ciencia defectuosa y en un análisis deficiente, y se ve comprometida por intereses especiales.
El Dr. David B. Abrams, el Dr. Raymond S. Niaura, el Sr. Clive D. Bates y David T. Sweanor JD, han desarrollado un escrito como defensores de larga data de las medidas para reducir la carga de muerte y enfermedad causada por el consumo de tabaco. “Subrayamos que no tenemos ningún conflicto de intereses con respecto a las industrias del tabaco, la nicotina o los productos farmacéuticos”.
Si la OMS quiere marcar la diferencia, debe centrarse en la prevención de fumar. Productos de tabaco y nicotina libres de humo desplazan a los cigarrillos, y son parte de la solución, no parte del problema. Los datos estiman en más de ocho millones de personas el número de muertes que provoca el consumo de tabaco al año y sugiere un costo económico de US$1,4 billones en cargas de atención médica y pérdida de productividad.
Para que la reducción del daño por el tabaco funcione, lo único que tiene que hacer la OMS es dejar de oponerse a ella y obstaculizar el cambio en los fumadores. Sería una ventaja que la OMS empezara a promover inteligentemente el concepto de reducción del daño por el tabaco.
Hemos analizado el escenario actual y nos lleva a expresar nuestra preocupación por el enfoque de la OMS respecto a la política sobre el tabaco y la nicotina. Aquí les compartimos los nueve enfoques que consideramos:
- La OMS tiene un análisis erróneo del problema: hay que centrarse en los fumadores
- La OMS tergiversa los riesgos y niega el valor de cambiar de fumar a vapear
- La OMS ignora las pruebas convincentes de que el vapeo está desplazando a fumar
- La OMS no logra comprender la importancia de los sabores y la forma en que el vapeo funciona para los fumadores
- La OMS respalda medidas para dejar de fumar que no han sido probadas y son inadecuadas
- La OMS ha basado su campaña en intereses especiales arcaicos
- La OMS debe revelar y ser responsable de los resultados provisionales
- La OMS no ha logrado entender una transición tecnológica significativa, pero está intentando bloquearla
- La OMS debería aplicar el principio de primero no hacer daño y dejar de hacer lo que está haciendo
“Estaríamos encantados de ayudar en un replanteamiento estratégico. Podemos proporcionar recomendaciones detalladas o más pruebas para apoyar nuestra perspectiva, según sea necesario”, así lo expresan el Dr. David B. Abrams y el Dr. Raymond S. Niaura, profesores del Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Escuela de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York; Clive D. Bates, Director de Counterfactual en Londres y David T. Sweanor JD, Profesor Adjunto de Derecho y Presidente del Consejo Asesor del Centro de Derecho, Política y Ética de la Salud de la Universidad de Ottawa, Canadá, enviaron una comunicación al Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud solicitando a la Organización.