Año 2020 | La covidianidad en República Dominicana y el proceso de adaptación

Año 2020 | La covidianidad en República Dominicana y el proceso de adaptación

Por: Norberto Montero

Los dominicanos recibieron el año 2020 con muchas expectativas, y aunque ya se sabía de la existencia del COVID-19 en la ciudad de Wuhan, China, nunca se imaginaron que a partir del primer trimestre se lo pasarían con una mascarilla y en cuarentena nocturna.

Desde que entró el mes de enero, la gente comenzó a recibir informaciones preliminares sobre la propagación del virus, sus complicaciones y el nivel de letalidad del mismo, lo que provocó un gran pánico en la población dominicana y todo el mundo.

La angustia de los dominicanos se agravó en la mañana del día 1 de marzo, cuando las autoridades de salud confirmaron la existencia del primer caso de COVID-19 en el país.

Es a partir del 16 de marzo cuando como consecuencia del COVID-19, el Gobierno comienza a tomar medidas que lastiman algunos derechos de los ciudadanos, entre  ellos, el libre tránsito. En esa fecha el Poder Ejecutivo dispuso la suspensión por un mes de todos los vuelos provenientes desde Europa, China, Corea del Sur e Irán. Así mismo se estableció una cuarentena obligatoria por 14 días a todos aquellos pasajeros que arribaban al país proveniente de esos lugares.

También se prohibió a todos los funcionarios realizar viajes al exterior, así como la llegada de cruceros a los puertos dominicanos.

Aunque ya varios estudiantes habían dejado de asistir a los centros educativos por temor a contagiarse de la enfermedad, el 17 de marzo el Gobierno dispuso la suspensión de la docencia en todos los niveles y entidades educativas. Así mismo, dispuso que las personas mayores de 60 años permanecieran en sus hogares, además del cierre de los establecimientos comerciales, cuya función no fuese esencial. Sólo podían operar los colmados, las farmacias, las funerarias -sin público-, los negocios de ventas de alimentos y los centros de salud. También dispuso que las empresas autorizadas a permanecer abiertas operaran hasta con el 50% de su personal, dependiendo de su categoría para garantizar el distanciamiento entre personas.

Para continuar dando respuesta a la situación, el entonces presidente de la República, Danilo Medina, emitió el decreto 135-20, que establecía toque de queda en todo el territorio nacional a partir del 26 de marzo desde  las 8:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana del día siguiente todos los días. Luego fue modificado el 26 de ese mismo mes para que se aplique desde las 5:00 de la tarde hasta las 6:00 de la mañana.

También se prohibió la circulación de autobuses y minibuses interurbanos, además de la OMSA, Metro y Teleférico. Así mismo, quedaron suspendidos todos los eventos artísticos, sociales, deportivos, culturales, políticos y religiosos. Se dispuso el cierre de las plazas comerciales, así como los lugares públicos y privados de entretenimientos y recreación.

En la Semana Santa se prohibió el traslado vacacional de personas de un punto a otro del país, así como el uso de los balnearios públicos. También estableció como obligatorio el uso de mascarillas en espacios públicos y lugares de trabajo, aunque, desde casi un mes atrás era usada por los ciudadanos, y si alguien era sorprendido sin ella lo apresaban.


Se llevan ciudadano preso por no tener la mascarilla

Con todas estas medidas, los dominicanos se vieron acorralados y obligados a permanecer en casa, a esperas de las informaciones oficiales, sobretodo el boletín del Ministerio de Salud Pública con los datos actualizados del comportamiento de la pandemia en el país, que era transmitido a las 10:00 de la mañana.

Vivir bajo todas estas restricciones, fue a lo que los dominicanos le llamamos “vivir en la covidianidad”, lo cual implica una serie de consecuencias que serán detalladas a continuación:

1.Al estar el país cerrado casi en su totalidad por un espacio de dos meses, muchos trabajadores informales vieron reducir considerablemente sus ingresos. Algunos de ellos hasta tuvieron que reorientar la finalidad de sus negocios para poder conseguir el pan de su familia, debido a que muchos  no aplicaban para los programas de ayudas sociales que implementó el Gobierno, como son: Quédate en Casa, FASE 1 y FASE 2, Pa Tí, entre otros, ya que no están regularizados en el sistema financiero nacional.

Sastre

2. Los artistas tuvieron que auxiliarse de la tecnología y hacer sus conciertos de manera virtual, los cuales en un principio fueron de acceso gratuito para el público y luego comenzaron a cobrar, a través de las tarjetas créditos y debito, cuyos adquirientes reciben un código para acceder al show.

3. La vida pasó prácticamente de lo presencial a la virtualidad, pues las empresas, instituciones y organizaciones tuvieron que implementar el teletrabajo y las reuniones virtuales, a través de las distintas herramientas digitales que tenemos a disposición, logrando un auge considerable en estas aplicaciones.

4. Hacer una transacción en una institución bancaria o una compra en un supermercado se convirtió en un dolor de cabeza para los dominicanos, debido a  que varias sucursales fueron cerradas, además de la reducción del horario y del personal laboral, provocando filas enormes, lentas, en el sol, con hambre, lluvias en ocasiones y con temor a contagiarse de covid-19 o contagiar a alguien.


Filas en los bancos y supermercados

5. Lo mismo ocurría en los laboratorios cuando los ciudadanos iban en busca de que les tomaran una muestra para hacerles una prueba de Coronavirus, pues allí las filas se hacían bajo las mismas condiciones. Si la espera era por la vía telefónica tardaba hasta tres horas.

6. Pasaban los días y la gente pensaba que disfrutaría la Semana Santa como acostumbra el buen dominicano, compartiendo las habichuelas con dulce, vacacionar en un Resort, visitar los balnearios o compartir con familiares y amigos en cualquier lugar. Lo cierto es que a apenas a penas algunos pudieron disfrutar en casa de las famosas habichuelas con dulce. Todo lo demás estaba prohibido.

Semana Santa

7. Las elecciones presidenciales y congresuales estaban pautadas para el mes de mayo y tuvieron que ser pospuestas para el cinco de julio, donde los dominicanos desafiaron el virus y acudieron a votar en masa. Esto trajo como consecuencia un aumento significativo de los casos.

8. Pasaban los meses y los dominicanos esperaban celebrar las navidades libres de COVID-19 y hacer aquellas cosas que no pudieron en Semana Santa, pero el virus no se ha ido y también pasaremos las navidades en cuarentena nocturna, con mascarillas y distanciamiento físico entre personas.

9. Para los días festivos de Navidad y Año Nuevo, el Gobierno estableció toque de queda desde las 7:00 de la noche hasta las 5:00 de la mañana del día siguiente, con libre tránsito hasta las 9:00 PM. Los días 24 y 31 tendrán libre tránsito hasta la 1:00 de la madrugada del 25 de diciembre y día 1 de enero. Sin embargo, la venta de bebidas alcohólicas está prohibida desde las 6:00 de la tarde y las reuniones de más de diez personas no se pueden celebrar a ninguna hora.

10. La mascarilla se convirtió en la prenda de vestir más usada en la República Dominicana y gran parte del mundo, pues nadie sale sin ella.

11. Esta nueva prenda de vestir obligatoria ocultó la sonrisa de todos. Algunos afirman que ha sido muy duro acostumbrarse a ella, pero lo hicieron. Otros dicen que es incómoda, sofocante, que les da alergia, que es parte de ellos, a unos se les olvida ponérsela y a otros se les olvida quitársela, pero todos coinciden en que es necesario usarla para proteger su salud y la de los demás.


Testimonios del uso de la mascarilla

12. El covid-19 provocó  que los besos y abrazos se ausentaran del entusiasmado saludo de los dominicanos, que más de 2,000 personas perdieran la vida, llevando dolor a igual número de familias. Pero seguimos de pie y con las esperanzas de salir pronto de esto.