La Superintendencia de Electricidad avanza con la preparación de un nuevo reglamento marco en el que se plantea un salto progresivo del sistema eléctrico nacional, centrando este reencuadre operativo en el cambio del modelo de medición neta a uno de facturación neta.
De acuerdo a las declaraciones del abogado y consultor en asuntos energéticos, José Gregorio Cabrera, con la iniciativa no solo se pretende fomentar el autoconsumo y mitigar la inestabilidad en el sistema de electricidad, sino auspiciar la sostenibilidad del sector y entrar en la tendencia dominante en la mayoría de los países que cambian el régimen tarifario para pasar de la medición neta a la facturación neta.
La nueva regulación bajo estudio, relacionada con el modelo vigente que rige en el sector eléctrico, se ampara en que debe contemplarse un pago por el uso de las redes de distribución y un cambio en la norma de facturación.
La normativa regulará, además, la instalación de paneles solares en viviendas, edificaciones e instalaciones comerciales que no disponen de sistemas propios para almacenar y consumir la energía que producen.
Cabrera aclaró que el apoyo al fomento de las energías renovables aquí no entra en discusión, pero sostiene firmemente que esto debe estar sujeto a un modelo que garantice sostenibilidad para todos.
“El asunto contemplado para cambio es el marco regulatorio redactado para la recompra de energía renovable, en el que se estableció el modelo de medición neta, que en ninguna parte toma en cuenta y consideración los costos de distribución y de potencia”, dijo el experto en el tema.
Cabrera sostuvo que estos son los elementos más sobresalientes en la causa del problema, generadores de estabilidad permanente en las operaciones de uno de los sectores más vitales del desarrollo sostenido del país.
El Reglamento de Medición Neta permite que los usuarios puedan autoabastecerse, parcial o totalmente, a través de generadores con base en fuentes renovables, con el consiguiente beneficio de que su producción sea balanceada con la energía que le suministra el distribuidor, con lo que no se toma en cuenta el uso de redes, ni los costos de distribución ni de potencia, en perjuicio de las EDEs.
Con la medición neta, según el reglamento actual, los usuarios de paneles solares se benefician del suministro eléctrico, con reducciones sustanciales en sus facturas eléctricas.
Además de esto, pueden inyectar la energía producida y acceder a los beneficios fiscales contemplados en la Ley Número 57-07 Sobre Incentivo al Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía y sus Regímenes Especiales y su Reglamento.
Cabrera destaca que en ninguna parte se toma en cuenta que la energía que transita por las redes, cuya instalación y mantenimiento es muy costoso, y corre a cargo de las Empresas de Transmisión Eléctrica (ETED) y las generadoras, ocasionándoles un cúmulo de enormes pérdidas económicas que hacen insostenibles sus operaciones.
“Las distribuidoras de electricidad compran la energía generada por los paneles solares de los usuarios al mismo precio que estos les venden, además de grandes beneficios adicionales al no correr con los gastos de distribución y pérdidas sistémicas”, dijo el también abogado.
Es esto lo que ocasiona un desbalance económico que atenta contra la sostenibilidad del propio sector de energías renovables, algo de lo que algunos beneficiarios del modelo de facturación neta no quieren abordar como tema de debate.
José Gregorio Cabrera entiende que la solución justa a este desequilibrio en el sistema eléctrico se plantea en la necesidad de pasar del modelo de medición neta al de facturación neta. Destaca el hecho de que la propuesta de facturación neta toma en cuenta los costos de distribución y el monto de pérdidas cuando se establece el precio de recompra de energía.
Con los cambios que se pretenden alcanzar en la nueva normativa del sistema, como el cobro de potencia a una gran parte de los clientes de paneles solares, que tampoco pagan por el uso de la red, se espera lograr una solución a la grave inestabilidad que sufre el sistema eléctrico ante esta fuente de pérdidas para las empresas distribuidoras.
Para Cabrera, este cambio de modelo garantiza la sostenibilidad del sistema eléctrico dominicano, facilita el crecimiento de las energías renovables y evita el desplome total del sistema de electricidad, con la consiguiente hecatombe de todo el aparato económico y productivo del país.