La procuradora general de la República Dominicana, Miriam Germán Brito, se vio obligada a mudarse a una nueva residencia en un lugar “secreto” debido a amenazas de muerte que recibió, especialmente dirigidas a uno de sus hijos.
Por razones de seguridad, se le proporcionó una zona más segura y con mayor vigilancia, pero se ha mantenido en secreto su nueva dirección por recomendación de los organismos de seguridad del Estado, debido a las amenazas personales provenientes de grupos relacionados con el crimen organizado.
Las amenazas contra Germán Brito han sido atribuidas a Joel Ambioris Pimentel García, conocido como “La J”, quien es señalado por los fiscales como el líder de una red delictiva que opera y controla el nuevo sistema carcelario de la República Dominicana.
El pasado 6 de junio, Germán Brito confirmó que recibió amenazas directas hacia su hijo por parte de una persona que advirtió que no tocaran a sus allegados en las cárceles.
La procuradora llegó a la sede de la Procuraduría General de la República, donde fue recibida por numerosos representantes de organizaciones civiles que acudieron para mostrar su solidaridad ante las amenazas. Los manifestantes expresaron su apoyo bajo el lema “Miriam no está sola”. Durante su llegada, se pudo observar a Germán Brito con un semblante preocupado al hablar sobre la amenaza de muerte hacia su hijo.
En sus declaraciones a la prensa, la magistrada expresó: “Lo que me afectó fue alguien que me mandó algo por WhatsApp diciendo que si le tocaban a su gente en la cárcel se iba a resolver con sangre, diciendo que me podían matar a mi hijo”. A pesar de las circunstancias difíciles, Germán Brito ha mantenido su dignidad y ha sobrellevado la situación.
Por su parte, los grupos que participan en la campaña de apoyo, conocidos como “Fuerzas Solidarias”, afirmaron que continuarán con estas actividades hasta que la funcionaria esté fuera de peligro. La seguridad de Germán Brito sigue siendo una preocupación, y se espera que las autoridades tomen las medidas necesarias para salvaguardar su integridad y la de su familia.
