Cruz Jiminián realizó misa en homenaje a la Virgen de la Altagracia

Cruz Jiminián realizó misa en homenaje a la Virgen de la Altagracia

 El doctor Félix Antonio Cruz Jiminián realizó su tradicional homenaje a la Virgen de la Altagracia, con la celebración de una misa oficiada por el padre José Luis Hernández, párroco de la iglesia San Pablo Apóstol, este jueves 19 de enero, en las instalaciones de la Clínica que lleva el nombre del galeno, ubicada en la Avenida Ortega y Gasset, No. 90, Cristo Rey, Distrito Nacional.
 
El doctor Cruz Jiminián expresó que lleva más de 30 años con esta tradición en acción de gracias a la “madre protectora y espiritual del pueblo dominicano”, y aseguró que todo el que asiste a esta celebración tiene el año bendecido y protegido, para enfrentar los obstáculos que se les presenten a lo largo de su vida.    
 
“He sido testigo viviente de muchas situaciones que a través de mi fe en la Virgen de la Altagracia he podido resolver, por esto es mi devoción y amor a la madre de Cristo, que tanta misericordia ha tenido conmigo”, manifestó Cruz Jiminián.    
 
El también presidente de la Fundación Cruz Jiminián exhortó a la familia a mantenerse unida y a profesar su fe en Dios, tras afirmar que la familia que reza unida permanece así, ya que el amor, la paz y tranquilidad que surgen al tener esa fuerza espiritual en su corazón, hace que el problema de uno sea de todos.  
 
Cruz Jiminián, quien se ha destacado por ser un médico al servicio de los más necesitados, reiteró su invitación a todos los devotos, para que se den cita en la clínica para honrar y agradecer a la Virgen de la Altagracia.
Explicó que este año eligió el 19 de enero, debido a que el 21, cuando es el Día Nacional de la Virgen de la Altagracia, está muy cargado con todas las actividades de peregrinación hacia la Basílica de Higüey, así como en las iglesias del país.
 
La Virgen de la Altagracia o Nuestra Señora de la Altagracia fue proclamada en el siglo XVI durante la época colonial, mientras que en República Dominicana el arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Arturo de Meriño, fue quien pidió a la Santa Sede que fuese establecido como festividad el 21 de enero.