Papa Francisco a dominicanos: Virgen de la Altagracia, fuente de unidad en momentos difíciles

Papa Francisco a dominicanos: Virgen de la Altagracia, fuente de unidad en momentos difíciles

Ciudad del Vaticano.- El Santo Padre Francisco envió un mensaje a los fieles de República Dominicana en el marco de la celebración del centenario de la coronación canónica de Nuestra señora de la Altagracia, Madre y Patrona del país.

“Esta devoción mariana tan sentida por ustedes es un signo de las raíces cristianas que caracterizan y dan vida a su tierra”. Así escribe el Sucesor de Pedro a los dominicanos, quienes se aprestan a celebrar, “con amor y gratitud”, dice, el centenario de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Altagracia.

Francisco exhorta a “no desfallecer en su testimonio de fe, a cuidar y fortalecer, con el ejemplo y la intercesión de la Virgen María, su amor por Jesús y por la Iglesia”.

El Obispo de Roma menciona la presencia de Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado, como su delegado, tal como fuera anunciado el pasado 18 de junio. “Le he pedido que ponga a los pies de nuestra Madre de la Altagracia el homenaje filial del Papa, simbolizado en la rosa de oro”, dice el Pontífice.

El Papa recuerda que “Dios nos da en la Virgen una señal de su cercanía y de la infinita ternura con que Él nos cuida”.

Según el Santo Padre, “la mirada amorosa de la Madre contemplando al Niño que duerme, confiado, en su regazo, es una invitación para que aprendamos a ver, a través de sus ojos, a Jesús presente en nuestros prójimos, y a recordar que formamos parte de una misma familia humana llamada a la convivencia fraterna y solidaria”.

Por último, el Sucesor de Pedro anima a los dominicanos a “no tener miedo de caminar todos juntos, más allá de divisiones y desconfianza, unidos en fraternidad, en la dirección que Jesús indica en el Evangelio”.

“No duden en buscar con sencillez la voluntad de Dios, porque Él es Padre de ternura que abraza a todos y nunca nos abandona. Confíen en que su luz divina transforma los corazones y los lleva al encuentro con Él y con los hermanos; y tengan fe en que la fuerza del Espíritu Santo impulsa a realizar con alegría y constancia obras de amor y de bien en favor de quienes más lo necesitan”.