Primera palabra: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen
La Iglesia Católica durante el sermón de la siete palabra dijo que en este tiempo Jesús sigue siendo “vendido, negado, traicionado, humillado, escarnecido, burlado, azotado, golpeado y crucificado” con la practica del aborto, con la violación a niños y adolescentes y con la práctica de la injusticias de los “depredadores” del erario publico.
“Los millones de no nacidos, porque han sido cruel y vilmente asesinados en el vientre de sus propias madres, o tratados como simples objetos de experimento, incapaces siquiera de lanzar un grito o una mirada de dolor que detenga la mano criminal de sus verdugos” dijo Mons. José Amable Durán Tineo, Obispo auxiliar de Santo Domingo, durante la exponencial de la primera palabra.
“En los niños y adolescentes víctimas de violaciones, en millares mujeres vendidas, humilladas, y asesinadas, en tantos crímenes que quedan impune, en los presos que viven en condiciones inhumanas, en las grandes masas empobrecidas por las injusticias de los depredadores del erario publico y los que engordan evadiendo impuestos para acumular y amasar grandes fortunas” agregó.
No obstante de su boca sale este grito, no sólo porque él es la misericordia encarnada, sino también, porque encuentra una razón, una justificación: No saben lo que hacen. La verdad y el amor se encuentran. Padre, me han negado, traicionado y calumniado, pero perdónalos, porque no saben lo que hacen, se han burlado de mí, me han escupido y bofeteado, pero perdónalos porque no saben lo que hacen, me han coronado de espinas, me han azotado y crucificado,
pero perdónalos por que no saben lo que hacen.
La ignorancia es atrevida, dice un dicho. El hombre, abismo de miseria, ignorancia y debilidad, tiene las agallas, la osadía de enjuiciar y condenar al mismo Dios. Reflexionando en este misterio ha dicho el beato Elredo, abad: «Su pecado ciertamente es muy grande, pero su conocimiento de causa muy pequeño; por eso, Padre, perdónalos. Me crucifican, es verdad, pero no saben a
quién crucifican, porque, si lo hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria; por eso, Padre, perdónalos. Ellos me creen un transgresor de la ley, un usurpador de la divinidad, un seductor del pueblo. Les he ocultado mi faz, no han conocido mi majestad; por eso, Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»