El Sermón de las Siete Palabras es uno de los actos más singulares y destacados de la Semana Santa de Valladolid, organizado por la Cofradía de las Siete Palabras.
Cada Viernes Santo a mediodía, la Plaza Mayor, engalanada con telones negros, se transforma en un escenario del siglo XVI en el que un religioso, desde un púlpito, reflexiona sobre las siete palabras que Cristo pronunció en la Cruz, delante de los respectivos pasos que las ilustran.
Este Sermón viene precedido de un pregón a caballo que es proclamado a lo largo de toda la mañana en distintos puntos de la ciudad.
Durante Semana Santa, específicamente Viernes Santo, es común escuchar hablar sobre las Siete Palabras, que no es más que el nombre que reciben las últimas frases pronunciadas por Jesús antes de morir, en el momento de su crucifixión.
Para los cristianos, estas palabras tienen especial significado, pues en cada una de ellas se pueden encontrar lecciones importantes perfectamente aplicables a la vida para reforzar la fe.
A continuación, reseñamos cuáles son esas siete frases y su significado.
- “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34)
Cristo pide perdón por nosotros. Su intención siempre fue entregarnos el perdón divino, ahora lo suplica al Padre. De Él venía, a Él volvía.
- “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23,43)
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- “Mujer, he ahí tu hijo. He ahí tu madre” (Juan 19,26-27)
Un gesto de ternura. Nunca hará falta justificarse ante la mujer que te dio la vida, tampoco ante el discípulo o el amigo.
¿Cuáles son las frases del Sermón de las Siete Palabras?
- “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado” (Mateo 27,46; Marcos 15,34)
Su confesión. Con el corazón desgarrado, Cristo siente un profundo abandono.
- “¡Tengo sed!” (Juan 19,28)
El anhelo. Aun sabiendo que no hay nada que esperar, Él suplica por agua, porque no se rinde.
- “Todo está cumplido” (Juan 19,30)
Cristo cumplió su misión en la Tierra. Pasó por el calvario para perdonar los pecados del hombre.
- “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23,46)
El Hijo se entrega. Entregarse al Padre es cerrar todo ciclo posible, es ser feliz. Allí todo nace de nuevo y la vida es posible.