El coronavirus covid-19 nos ha frenado. Nuestras reuniones, nuestras rutinas, nuestro café “para reconectar” con amigos y amigas, y nuestros trabajos se han detenido. Claro, físicamente. Esta parada súbita en la economía ha tenido dimensiones globales. Prácticamente, todos los países afectados por el virus han adoptado cuarentenas, éstas sean totales o parciales.
República Dominicana, desde mediados de marzo, ha adoptado la cuarentena parcial como medida de contención en contra del covid-19. Asimismo, se ha adoptado el cierre temporal de los sectores productivos no esenciales. Sin importar que una economía sea grande o pequeña, la pregunta que muchos gobiernos se hacen es ¿cuándo podríamos abrir otros sectores productivos? O bien, ¿cómo deberíamos ir abriendo estas economías?
Al igual que en Latinoamérica, los niveles de informalidad en la economía dominicana hacen que estas preguntas sean válidas y pertinentes. Estos niveles de informalidad hacen que tengamos menos referencias o lecciones aprendidas de otros países. De hecho, las únicas economías que están teniendo dicha conversación en este momento son países asiáticos y europeos, los cuales tienen condiciones y características socioeconómicas muy diferentes a las latinoamericanas.
¿Cómo identificar el día después?
Esta emergencia pandémica tiene una característica muy particular, es invisible. A diferencia de un desastre natural, como un huracán o terremoto, es difícil saber con las pandemias “si ya terminó”. Por lo tanto, el identificar ese “cuándo” para el plan de nueva normalidad es complejo.
En un artículo anterior se presentó un modelo que permite responder ese “cuándo”. Es una relación dinámica entre el nivel de contagio y la preparación del sistema de salud. En otras palabras, el escenario óptimo es cuando el nivel de contagio va desacelerando y hay suficiente capacidad disponible de camas, unidades de cuidados intensivos, y personal médico especializado. Esto permitiría tomar una serie de medidas, regionalizadas, focalizadas y graduales, que permiten cierta apertura en cuanto a grupos poblacionales (por edades), sectores productivos, movilidad, y congregaciones en espacios públicos y privados.
¿Volveremos al mismo esquema?
Cuando se pueda ir abriendo la economía, no creo que vuelva ser igual. Es más, estoy convencido de que no volveremos a lo que conocemos. Y es que esto nos cambia, sí o sí. Y debemos como sociedad aprender a vivir con esto.
En general, el estado pandémico debe terminar cuando haya suficientes personas que hayan sido afectadas del virus, lo que genera inmunología natural, o se haya descubierto la vacuna. De hecho, la universidad Massachussets Institute of Technology (MIT) en su revista “Technology Review” establece que el mejor de los escenarios del descubrimiento de una vacuna puede durar 18 meses. Por lo tanto, hoy vivimos la fase de atención a la pandemia. Luego debemos vivir la fase de transición, y por último la fase de recuperación.
¿Cuáles sectores podrían abrirse en esa transición? En primer lugar, se podrán expandir las operaciones de aquellos sectores esenciales. Luego, se pueden abrir gradualmente sectores económicos calibrando su importancia relativa en la economía y el potencial nivel de contagio. Por último, el MIT y el plan de apertura de los Estados Unidos establecen que las actividades que podrían contemplarse en una última fase son aquellas del sector servicios y que su naturaleza conlleva alta congregación de personas, tales como: bares y restaurantes, gimnasios, hoteles, teatros y cines, centros comerciales, congresos y conferencias, entre otros.
La “nueva normalidad”
Luego de aplanar la curva y teniendo una capacidad de respuesta de salud sólida, se deben reiniciar sectores económicos con nuevas medidas y modalidades. Será una nueva “normalidad” de manera regionalizada y gradual.
¿Por qué una nueva normalidad? Porque no importa cuales sectores reinicien, todos los sectores deben tener nuevos protocolos que promuevan el distanciamiento social y la higienización. En particular:
- Promover el trabajo remoto en los sectores que se permita, y procurar aforos laborales de un 25% de la empleomanía.
- Asegurar políticas de distanciamiento social y definir capacidades máximas en espacios cerrados.
- Monitorear la temperatura de empleados y clientes, como forma preventiva.
- Establecer protocolos diarios de desinfección e higiene en el lugar de trabajo y en los empleados.
- Establecer reportes rutinarios a las autoridades de salud sobre cualquier caso identificado con síntomas del covid-19.
- Ejecutar fiscalizaciones aleatorias que aseguren el cumplimiento de las medidas adoptadas.
Otros sectores, como el comercio o el turismo, deberían adoptar dichas medidas generales y otras especificas a su sector. No es descabellado que pensemos en que debamos tomarnos la temperatura antes de entrar a una tienda o tomar un vuelo. O bien, que los jóvenes o los recuperados del coronavirus tengan horarios específicos para poder ir a los comercios porque tienen menor probabilidad de ser afectados.
En fin, volver a trabajar no puede ni debe ser en forma masiva. La gradualidad con nuevos protocolos deben ser la principal característica.
Un artículo de Carlos Pared Vidal, publicado originalmente en ElDinero