Economistas detallan impactos del COVID-19 sobre la economía dominicana
Santo Domingo.- La crisis de salud causada por el COVID-19 se caracteriza también como una crisis económica y social, con efectos muy negativos en el empleo, las exportaciones, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, entre otros indicadores importantes para el desarrollo sostenido de la nación, expresó Celso Juan Marranzini, presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).
Afirmó que estamos obligados a buscar modos de convivir con el COVID-19, buscando modos de fortalecer la competitividad de los sectores productivos, retomar el crecimiento del PIB y reactivar sectores que hoy se encuentran paralizados o semiparalizados.
Marranzini hizo sus declaraciones al dejar abierto un webinar con el tema “Impacto Económico del COVID-19 en República Dominicana y Modelos de Recuperación”, en el que participaron como exponentes los economistas Roberto Despradel, Pavel Isa Contreras y José Luis De Ramón, y como moderadora Circe Almánzar, vicepresidente ejecutiva de la AIRD.
El industrial advirtió que no se trata de volver a la normalidad antes de la crisis, sino que es necesario ver más lejos, hacia una nueva normalidad que ayude a superar las debilidades, a aplicar disciplina en todos los campos y a actuar en conjunto tanto los sectores sociales y económicos, como los políticos.
Un impacto grave
Al abordar el impacto de la crisis sanitaria sobre la sociedad y la economía, los economistas participantes advirtieron de la gravedad y de la serio y profundo de las medidas a tomar para salir de la situación.
Despradel advirtió que la crisis ha sido dramática en términos del empleo, exponiendo cifras de la Tesorería de la Seguridad Social que advierten que hay 464 mil trabajadores menos en el sector privado, equivalente a un 29% de contracción.
Explicó que la contracción esperada en la economía por Estados Unidos alcanzaría el 5.9% de su PIB, lo que impactaría enormemente a la economía dominicana. Esto lleva a cambios en las proyecciones internas. Por ejemplo: se esperaba un crecimiento de 5.1% del PIB, ahora se espera un decrecimiento de 6.1%. El déficit fiscal estaba proyectado para 3.7, pero ahora se proyecta para 6.0 (un 2.3% más), mientras que el crédito tenía previsto un crecimiento de 9.7%, pero apenas podría alcanzar el 2.5%.
Llamó a tomar en cuenta que la construcción ha sido el gran motor del crecimiento económico por lo cual hay que retomarlo (además de su fortaleza al ser un sector altamente encadenado).
Isa Contreras indicó que ante la falta de información sobre la pandemia se impuso el miedo, lo cual es natural y que deben quedar lecciones claras en el tema de salud que apunte a la fuerte necesidad de una cobertura universal en salud y en seguridad social.
“No hay manera de hacer una estimación robusta de la pérdida a final del 2020. La caída será más fuerte de lo que se está estimando”, afirmó. Auguró que podríamos entrar a una crisis social muy severa, ya que la desocupación se ha disparado, con un aumento del desempleo cercano al 30% cuando a fines de 2019 se hablaba de 10%.
Valoró que las respuestas públicas han ido en la dirección correcta, que la liquidez puede ayudar en la fase de recuperación, así como la acción del gobierno de proteger un ingreso mínimo y empleos, que, aunque no es suficiente es importante.
Señaló que todas las fuentes de divisas se encuentran paralizadas y que este es uno de los temas más graves. El endeudamiento, tanto interno como externo, será inevitable si se desea avanzar en la recuperación económica. Llamó a mantener la confianza en el peso dominicano.
Isa Contreras aseguró que las exportaciones nacionales son las menos vulnerables por lo cual recomendó volver a ellas, fortaleciendo la capacidad de ese sector y esforzándose en reducir el crecimiento de las importaciones.
De Ramón coincidió con Isa Contreras en afirmar que el impacto será mucho más alto que el indicado por los organismos internacionales. “La economía dominicana se enfermó. Las crisis causan problemas, pero sobre todo ponen en evidencia muchos problemas que ya estaban ahí”, explicó para justificar la necesidad de tomar medidas que garanticen una reapertura con nuevos criterios de crecimiento.
Hizo reflexiones sobre males que estaban antes de la crisis y que hay que retomar, tales como temas de infraestructura, educación (en donde RD está peor, pese a la inversión), transporte de carga (bajo nivel de eficiencia), clientelismo, entre otros.
Consideró necesario vender a Punta Catalina. “La situación requiere practicidad y racionalidad”, explicó al pedir el mantenimiento y fortalecimiento de los programas sociales como forma de contribuir a la paz social.
Los economistas coincidieron en indicar la necesidad de enfocarse en el empleo y de flexibilizar algunas normas laborales que faciliten la contratación por parte de las empresas. Vieron factible dejar de lado, por ahora, la discusión sobre la cesantía.
Circe Almánzar agradeció a los conferencistas e indicó que sus aportes son valiosos para entender la situación y para plantear salidas válidas, posibles, que equilibren el cuidado de la salud con la reactivación económica.