La “devastadora” guerra en Ucrania ocupó un lugar central en la inauguración de la asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el domingo y amenaza con eclipsar los esfuerzos realizados en otras crisis así como una reforma para prevenir futuras pandemias.
“Ahí donde hay guerra, hay también hambre y enfermedades”, dijo el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante el discurso de apertura de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud.
“La paz es indispensable para la salud”, añadió. La asamblea debe decidir si se renovará su mandato por cinco años tras un primero marcado por la pandemia.
Poco antes, el presidente francés, Emmanuel Macron, pedía a los 194 estados miembros apoyar la resolución que será presentada el martes por Ucrania. El texto condena duramente la invasión rusa, especialmente sus más de 200 ataques al sistema de salud, incluido hospitales y ambulancias.
La asamblea, que tendrá lugar hasta el sábado, es la primera que se organiza de manera presencial desde la pandemia del covid-19 a finales de 2019.
Pero el conflicto en Ucrania no es la única emergencia sanitaria de la que se hablará a lo largo de la semana.
“Esta reunión es una oportunidad histórica para fortalecer la arquitectura universal de la seguridad y la salud”, dijo a la asamblea el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader Corona.
Las negociaciones abordarán por ejemplo la manera de fortalecer las respuestas a futuras pandemias a través de un instrumento legal, como un tratado.
De hecho, ya se vislumbran nuevas amenazas para la salud, como la hepatitis de origen misterioso que ha enfermado a niños de muchos países o el creciente número de casos de viruela del mono, una enfermedad endémica en África Occidental, pero que se ha extendido a otros países.
Otra de las principales reformas que se debatirán es la del presupuesto de la OMS. Los países deben dar luz verde a un acuerdo para que el organismo disponga de una financiación más segura y flexible.
El presupuesto bianual de la OMS para 2020-21 ascendió a 5.800 millones de dólares, pero solo el 16% de esa cifra procede de las cuotas ordinarias de los miembros. La idea es aumentar gradualmente la parte de las cuotas de los estados miembros hasta el 50%.