Luanda – La embajadora de Angola en Cuba, Maria Cândida Teixeira, expresó la gratitud del pueblo angoleño y de todos los países de la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC) por la generosidad y el sacrificio de los combatientes cubanos que combatieron en la histórica Batalla de Cuito Cuanavale.
El diplomático angoleño hablaba durante la ceremonia de conmemoración del 36 aniversario de la victoria de Cuito Cuanavale, organizada el viernes, en La Habana, por el grupo de embajadores de la SADC acreditados en Cuba.
Según una nota enviada a la Angop, este domingo el evento también fue organizado en el marco de las celebraciones del Día de la Liberación de África Austral, conmemorado el 23 de marzo, simultáneamente con el aniversario de la Batalla de Cuito Cuanavale.
En la ocasión, la embajadora Cândida Teixeira, quien habló en su condición de presidenta del grupo SADC en La Habana, destacó que los combatientes internacionalistas cubanos lucharon codo con codo con angoleños y namibios a más de 14 mil kilómetros de su patria.
Manifestó que la Batalla de Cuito Cuanavale significó el fin de la opresión de las minorías racistas y transformó la situación geopolítica del sur de África, lo que facilitó a otras naciones alcanzar la paz y la tranquilidad.
Ocurrida entre 1987 y 1988, recordó, la Batalla de Cuito Cuanavale fue más que un enfrentamiento militar, fue “un punto de inflexión en la historia del sur de África”.
Para el diplomático angoleño, fue una batalla que, aunque se libró en tierras angoleñas, trascendió las fronteras nacionales, uniendo a diferentes pueblos en una lucha común contra la dominación extranjera y la opresión racista del régimen del apartheid.
Por su parte, el general cubano Rasiel Falcón Ramírez, uno de los protagonistas de esa batalla decisiva, consideró que el aporte cubano a la causa de la defensa de la soberanía y la integridad territorial de Angola “marcó para siempre nuestras relaciones selladas con la sangre de ambos pueblos”.
“Hoy, 36 años después, nos complace saber que seguimos unidos, cubanos y angoleños, en el esfuerzo común por alcanzar la prosperidad para ambas naciones con autodeterminación, soberanía y justicia social”, afirmó.
Reconoció que la “contundente” victoria en Cuito Cuanavale y, sobre todo, el avance relámpago del poderoso grupo de tropas angoleñas y cubanas, pusieron fin a la agresión militar extranjera, obligando a las unidades del régimen racista sudafricano a “tragarse su arrogancia habitual”.
Recordó también que el desenlace de Cuito Cuanavale obligó al régimen del apartheid a sentarse a la mesa de conversación, que culminó con los acuerdos de paz para el suroeste de África, firmados por Angola, Sudáfrica y Cuba, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, en diciembre de 1988.
Junto a los embajadores de la SADC en La Habana, estuvieron presentes en el acto altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba, excombatientes, dirigentes del Partido Comunista y del Gobierno de Cuba, así como otros representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba.
Ceremonias similares tuvieron lugar en otras misiones diplomáticas y representaciones de Angola en varios países del mundo, entre ellos Egipto, Ghana, Kenia, Francia, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, entre otros.