Rusia acusó a Ucrania del ataque que dejó catorce muertos este sábado en Belgorod, uno de los más mortíferos para la población civil en territorio ruso desde el inicio del conflicto, y prometió responder, un día después de que bombardeos masivos dejaran 39 muertos en territorio ucraniano.
“Según las últimas informaciones, 12 adultos y dos niños murieron en Belgorod”, dijo el ministerio de Situaciones de Emergencia ruso en Telegram, indicando que “108 personas, entre ellas quince niños, resultaron heridas”.
La imágenes publicadas en línea muestran automóviles en llamas, edificios con ventanas rotas y columnas de humo negro en la ciudad.
Ucrania lleva a cabo regularmente ataques en Rusia, particularmente en las regiones más cercanas a su territorio, pero el número de víctimas es generalmente mucho menor.
Rusia solicitó una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU tras el ataque.
“Hemos solicitado una reunión del Consejo de Seguridad sobre Belgorod para las 15H00 de Nueva York”, las 20H00 GMT, dijo el embajador adjunto de Rusia ante Naciones Unidas, Dmitri Polianski, en Telegram.
El ministerio de Defensa aseguró que este ataque no quedará “impune”.
Las fuerzas rusas lograron interceptar dos misiles y “la mayoría” de los cohetes lanzados contra la ciudad, añadió el ministerio, lo que evitó un número de muertos “infinitamente más grave”. Sin embargo, varios cohetes y restos de misiles cayeron sobre Belgorod.
El presidente ruso, Vladimir Putin, fue “informado” de este ataque a “barrios residenciales”, afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, según agencias rusas.
Ucrania aún no ha reaccionado a las acusaciones rusas.
Cadáveres en los escombros
Ucrania seguía contando sus muertos este sábado, tras los intensos bombardeos del día anterior en varias ciudades, incluida la capital, Kiev.
La ola de ataques, una de las más violentas desde el inicio de la guerra hace casi dos años, tuvo como objetivo edificios, una sala de maternidad e incluso un centro comercial, pero también infraestructuras industriales y militares.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció el sábado que “por el momento, 39 personas han muerto desgraciadamente” en todo el país, y añadió que un centenar de personas resultaron heridas.
“Cerca de 120 ciudades y pueblos se han visto afectados”, declaró, y añadió que continuaban las operaciones de búsqueda.
Sólo en Kiev, al menos 16 personas murieron el viernes, según la administración local.
El sábado se seguían sacando cadáveres de entre los escombros en esta ciudad, donde los atentados mortales habían disminuido en los últimos meses.
Este ataque fue “el mayor en términos de víctimas civiles”, declaró el sábado el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, que declaró el 1 de enero como un “día de luto”.
Según el portavoz de la Fuerza Aérea, Yuri Ignat, se trata del “ataque con misiles más masivo” del conflicto, sin contar los primeros días de la guerra.
La ayuda se agota
Ucrania termina un año difícil, marcado por el fracaso de su contraofensiva y un resurgimiento de las fuerzas de Moscú, que esta semana reivindicaron la captura de la ciudad de Marinka en el frente oriental.
Esta noticia resulta preocupante para Kiev en la medida en que la ayuda occidental comienza a perder fuerza, tanto en Europa como en Estados Unidos, lo que aumenta el riesgo de que se agote el flujo de municiones y fondos.
El sábado, Zelenski lanzó un nuevo llamamiento a sus aliados, asegurando que armar a Ucrania es “una manera de proteger vidas”.
“Cada manifestación del terror ruso demuestra que no podemos esperar para brindar asistencia a quienes están luchando”, argumentó.
Unas palabras que recuerdan a las de su homólogo estadounidense Joe Biden, que pidió a los cargos electos de su país que “actúen sin más demora” para ayudar a Kiev.
Washington acaba de liberar un nuevo fondo de 250 millones de dólares, el último sin una nueva votación en el Congreso, que se niega por el momento a asignar más ayuda.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, vetó un nuevo paquete de ayuda de la Unión Europea, un problema que los europeos esperan resolver en una cumbre en febrero de 2024.
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