El caudal del río Misisipi, que atraviesa de norte a sur el centro de Estados Unidos, se ha estado reduciendo a un ritmo histórico, incrementado por causa de las sequías que han azotado últimamente toda esa región estadounidense. Estas condiciones climáticas han obligado a los transportistas fluviales a reducir el tráfico en el peor momento posible para la economía interior y exterior, informa Bloomberg.
El nivel del río está “bajo, ha estado bajo y no se va a llenar pronto, por lo que la situación es cada vez peor“, dijo Jeremy Jack, un granjero que acaba de recoger su cosecha en el delta del Misisipi. “No tenemos ningún almacén de soja. Está en lugares donde no debería estar y perdiendo su calidad”, se lamentó.
A medida que el sistema de transporte fluvial se enlentece y hasta paraliza, las tarifas de las barcazas se han disparado. En la primera semana de noviembre, el envío hacia puertos marítimos desde San Luis (estado de Misuri) de una tonelada de soja costaba en barcazas 80,12 dólares, casi 400 % más que el año pasado.
A mediados de octubre, el precio llegó a ser de 105,85 dólares. Los costos bajaron un poco después de algunas lluvias en el centro de EE.UU., que no han sido suficientes para acabar con la crisis.
Esto aumentará inevitablemente la presión sobre los precios mundiales de los alimentos, en un momento en que el conflicto entre Rusia y Ucrania ya los ha hecho subir, pronostica el medio.
En total, más de 500.000 millones de kilos de carga viajan cada año por el Misisipi y sus afluentes. Soja, maíz, sal, alcohol, forrajes, además de coque, arena grava, petróleo, gasolina y fertilizantes, son transportados por el segundo río más largo del país norteamericano para hacerlos llegar al mercado mundial, detalla Bloomberg.
La reducción del caudal cambia los planes comerciales de productores y transportistas. Con niveles de agua que en algunos puntos están hasta más de tres metros por debajo de lo que era hace un año, las barcazas deben llevar menos peso para poder flotar y desplazarse. Incluso en momentos en que el tráfico no se ha bloqueado por completo, las barcazas se han visto obligadas a parar y sacar parte de su carga para poder continuar.
Asimismo, se han producido atascamientos, en los que tanto barcazas de carga como naves de paseo han tenido que detener su actividad.
“Está afectando los términos de a dónde podemos viajar”, dijo el capitán William Lozier, presidente de una compañía local que ofrece cruceros por la arteria. “El río tiene ya algo menos de media milla de ancho, en lugar de una milla”, agregó.
Según AccuWeather, el impacto económico de estos niveles históricamente bajos del río podría alcanzar los 20.000 millones de dólares.
Fuente: RT.