Reino Unido. ¿La tercera es la vencida? El conservador británico Rishi Sunak fue nombrado primer ministro el martes, el tercero este año tras Boris Johnson y la efímera Liz Truss, con la promesa de corregir los “errores” que agravaron la crisis económica, lo que requerirá “decisiones difíciles”.
Este multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios, llega al poder en un momento complicado.
Enfrenta una crisis económica y social agravada por los planes ultraliberales de Truss en tiempos de altísima inflación, la fractura del Partido Conservador que no deja de profundizarse desde el referéndum del Brexit en 2016 y la necesidad de convencer de su legitimidad como jefe de gobierno.
Truss cometió “algunos errores”, reconoció en su primer discurso, frente a la puerta del número 10 de Downing Street. “He sido elegido como líder de mi partido y su primer ministro en parte para solucionarlos y ese trabajo comienza inmediatamente”, aseguró.
Prometió poner “la estabilidad y la confianza económicas en el centro del programa de este gobierno”, pero advirtió que para ello “habrá que tomar decisiones difíciles”, haciendo temer próximos recortes presupuestarios y subidas de impuestos.
Su llegada al poder pareció tranquilizar a unos mercados convulsos desde hace semanas: la libra se disparó un 1,18% frente al dólar.
– “El bien del país” –
Sunak fue designado el lunes nuevo líder del gobernante Partido Conservador por su propio grupo parlamentario. Un día después, el rey Carlos III le invitó a formar un ejecutivo.
Se convierte así en el primer jefe de gobierno británico surgido de una minoría étnica y el más joven en más de 200 años.
Carlos III recibió antes la dimisión de Truss, de 47 años, que el jueves se vio obligada a renunciar, por la presión de los mercados y de su partido, debido al caos financiero que causó con sus polémicas políticas fiscales tras solo siete semanas en el cargo.
“Deseo a Rishi Sunak todo el éxito por el bien de nuestro país”, afirmó Truss en un breve discurso.
El nuevo jefe de gobierno debe nombrar el martes a su equipo. El ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, designado hace 11 días, podría conservar la cartera.
– Múltiples retos –
En el plano internacional, Sunak prometió seguir apoyando a Ucrania contra la invasión rusa, una “guerra terrible que debe llevarse a cabo con éxito hasta su conclusión”. Londres se comprometió a ayudar a Kiev con 2.300 millones de libras (2.600 millones de dólares), más que cualquier otro país salvo Estados Unidos.
Rusia no tiene “ninguna esperanza” de mejorar sus relaciones con el Reino Unido, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El nuevo primer ministro también deberá decidir si, en un intento de unificar un Partido Conservador profundamente dividido, nombra en su gabinete a alguno de los diputados que no lo apoyaron.
Además de la crisis económica, que puede ver al Reino Unido sacudido por las huelgas este invierno, y las luchas intestinas entre los conservadores, Sunak deberá asentar su legitimidad ante una opinión pública que no votó por él.
El Partido Conservador obtuvo con Johnson una aplastante mayoría legislativa en 2019, la mayor de la derecha británica en 40 años.
Pero desde entonces el país ha cambiado dos veces de primer ministro. La primera vez, con Truss, mediante una votación en que participaron únicamente unos 170.000 afiliados del partido. La segunda, con Sunak, gracias solo al apoyo de unos 200 de los 357 diputados conservadores.
En este contexto, un 62% de los votantes británicos, en un país de 67 millones de habitantes, quiere que se convoquen legislativas anticipadas antes de fin de año, según una encuesta de Ipsos.
Las próximas elecciones están previstas en enero de 2025 a más tardar. El opositor Partido Laborista tiene una enorme ventaja en los sondeos pero no puede forzar por sí solo un adelanto y es improbable que logre el apoyo de unos rebeldes conservadores que verían peligrar sus escaños.
Sunak aseguró el lunes a su bancada que no adelantará los comicios. Y el martes defendió que “el mandato obtenido por el partido en 2019 no es la propiedad privada de un único individuo”, en referencia a Johnson. “Es un mandato que nos pertenece y nos une”, afirmó, prometiendo cumplir aquel programa electoral.
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