Brasil. Cuatro años después de que Jair Bolsonaro asumiera el poder con la promesa de no autorizar “un centímetro más” de reservas indígenas protegidas en Brasil, los pueblos originarios lo acusan de haber aplicado políticas perjudiciales para sus comunidades y el medio ambiente.
El domingo, día en que el presidente de ultraderecha buscará la reelección ante el exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), líder en las encuestas, un récord de 171 candidatos indígenas competirán por cargos estatales o federales.
AFP habló con postulantes y líderes indígenas sobre lo que está en juego en estos comicios, en los que esperan pasar la página de lo que describen como cuatro años catastróficos.
– Parar el “genocidio” –
Para la candidata a diputada federal Sonia Guajajara, el gobierno de Bolsonaro ha perpetrado un “genocidio institucionalizado”.
La lideresa, nombrada en mayo por la revista Time entre las 100 personalidades más influyentes del mundo, cita el apoyo del presidente a la legalización de la minería y las actividades agrícolas en las reservas indígenas así como a los buscadores ilegales de oro, acusados de invadir tierras nativas, violar y matar habitantes, y envenenar el agua con mercurio.
“Los cuatro años de gobierno de Bolsonaro han significado una verdadera tragedia y un genocidio institucionalizado para los pueblos indígenas”, dice Guajajara, de 48 años, quien busca convertirse en la primera mujer indígena en representar el estado de Sao Paulo en el Congreso.
Con un tocado de plumas brillantes y agitando un cascabel de calabaza en un mitin, la nativa de la selva amazónica, que se fue de casa muy joven para formarse en la universidad, lidera a una multitud cantando “¡Fuera, Bolsonaro!”.
Guajajara, líder de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), dice que pedirá a Lula, quien prometió crear un ministerio de asuntos indígenas en un eventual gobierno, avanzar en la demarcación de las tierras indígenas si es elegido.
“Queremos reconstruir todas las políticas proindígenas que desmanteló el gobierno de Bolsonaro”, dice.
– “Tristeza por la selva tropical” –
Protagonista del documental “O Territorio” (El Territorio), estrenado este mes en Brasil por National Geographic, el líder indígena Bitate Uru-Eu-Wau-Wau, de 22 años, lucha en dos frentes.
En su comunidad, el joven organiza patrullas para evitar que los madereros ilegales y los invasores se apropien de tierras de la reserva amazónica habitada por su gente, una tribu de unos 200 cazadores-recolectores.
En sus interacciones con el exterior, Bitate crea conciencia sobre el saqueo de la tierra de los Uru-Eu-Wau-Wau y el “gobierno antiindígena” de Bolsonaro.
“Tenemos mucho miedo, hemos recibido muchas amenazas, mensajes que dicen: ‘Vamos a por ti, vamos a matar a todos los niños del pueblo'”, dice.
Las invasiones en sus tierras “han aumentado mucho”, asegura, y las autoridades demoran en responder, especialmente la agencia de asuntos indígenas Funai, debilitada por Bolsonaro, según sus críticos.
“El gobierno ha despedido a empleados (de la Funai), les ha impedido hacer su trabajo… La Funai está acabada, todo está desestructurado”, describe Bitate.
“Estamos pasando por un momento de mucha tristeza por nuestra selva, que está siendo talada y quemada… No digo que Lula sería genial, pero sería mejor que Bolsonaro”, señala.
– “Una voz en el Congreso” –
Saludando a los seguidores con una gran sonrisa, Vanda Witoto marcha por la calle de Manaos a la cabeza de un enérgico desfile con una misión: lograr la elección del primer representante indígena de Amazonas, el estado del norte brasileño donde habita la mayoría de los 900.000 indígenas del país.
La candidata al Congreso de 35 años dice que decidió postularse después de ver la respuesta caótica del gobierno de Bolsonaro ante la pandemia, que afectó duramente a las comunidades indígenas.
Esta enfermera luchó por cuidar a los pacientes de covid-19 en medio del colapso de los servicios de salud pública en la capital del estado, Manaos, donde se vivieron escenas de terror, con muertes por asfixia debido a la falta de oxígeno, en el punto álgido de la pandemia.
La experiencia la convenció de la importancia de que los pueblos indígenas tengan “una voz en el Congreso”.
“Para defender nuestra tierra, la vida de nuestros pueblos, nuestros derechos”, explica.
“Es muy importante, no solo para los pueblos indígenas sino para la Amazonía. Queremos estar en el Congreso”, afirma.