Ciudad del Vaticano, Santa Sede. El papa Francisco lamentó las “guerras salvajes” que azotan a varios países del mundo y reconoció que su pontificado ha estado marcado desde el inicio, hace casi 10 años, por ese drama social y humano.
“No sólo hay guerras, sino que son salvajes. Hay guerras de destrucción y guerra entre humanos. Y es que nosotros hemos perdido la conciencia de la guerra”, aseguró Francisco en una larga entrevista en español divulgada este martes con las periodistas mexicanas María Antonieta Collins y Valentina Alazraki para el canal en streaming ViX de Noticias Univisión 24/7.
“Hace años que digo que estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial a pedacitos, en capítulos. Empecé el pontificado con la guerra en Siria, con una plaza llena rezando para que se acabara”, rememora el papa argentino, de 85 años, al hacer un balance de sus años en el trono de Pedro tras su elección en marzo del 2013.
En la entrevista, Francisco habla de la guerra en Yemen, de la “carnicería social” en Ruanda, de “la guerra que nos ha tocado de cerca” como la de Ucrania y piensa igualmente en el sufrimiento de las madres de los 30.000 “chicos” que murieron en el desembarco en las playas de Normandía, en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.
“Y la humanidad sigue fabricando armas”, subraya el primer papa latinoamericano de la historia, pese a que “el uso y la posesión de armas nucleares es inmoral” para la Iglesia, afirma.
No podemos jugar con la muerte a la mano.
Dice.
Con tono simple, Francisco habló también de los escándalos de abusos de menores que han sacudido a la Iglesia, del aborto, de la migración, de la reforma de la curia, de su estado de salud y también de los rumores sobre su posible renuncia debido a sus problemas de salud.
“Si veo que no puedo [seguir] o hago daño o soy un estorbo”, espero la “ayuda” para tomar la decisión de retirarme y, llegado ese día, dijo que prefiere ser considerado “simple obispo emérito de Roma” y no “papa emérito”, como su predecesor Benedicto XVI, explicó.
Si sobrevivo tras la renuncia, me gustaría hacer una cosa de este tipo: confesar e ir a ver a los enfermos.
Admitió.
Contó que “la rodilla le duele un poco”, que se siente algo “disminuido” debido a que tuvo que usar silla de ruedas y bastón, pero que con los tratamientos “puede caminar” y que “no tengo ninguna intención de renunciar. Por el momento, no”, aclaró.