Una empresa emergente sudafricana pretende cambiar la forma en la cual las nutritivas orugas, conocidas como gusanos de mopane, son percibidas en todo el mundo para que no se consideren asquerosas, sino deliciosas.
Para muchas personas la idea de comer insectos sigue estando plagada de miedo e inhibición. Pero pueden ser una valiosa fuente de nutrición y su cultivo no es perjudicial para el medio ambiente.
Una empresaria e ingeniosa química sudafricana, Wendy Vesela, encontró la forma de poner en el menú estos insectos ricos en proteínicas y en hierro, moliéndolos para convertirlos en polvo proteínico.
Con esa harina se elaboran galletas, barras de chocolate, cereales y batidos. Las orugas de mopane, cocidas al vapor y cortadas en rodajas, también pueden utilizarse como ingredientes para la pizza.
Mientras el consumo de insectos y gusanos conquista nuevos terrenos, principalmente en Occidente, la antropóloga de la alimentación Anna Trapido advirtió sin embargo contra el consumo de orugas de mopane como una “especie de aventura turística en la que se obtiene una medalla” por atreverse a comerlas.
“Los gusanos deben ser tratados con respeto porque llevan una bagaje culinario emocional y espiritual” del sur de África, afirmó la especialista.
Para Vesela, originaria de la provincia del Limpopo (noreste), estas orugas son un alimento básico. En el Parque Nacional Kruger, cercano a la ciudad donde creció, son consideradas como un manjar cocinado con salsa de cebollas y tomates.
– Más hierro que un filete –
La empresaria cautivó a los dudosos clientes con sus galletas y barritas de proteínas en una reciente feria de alimentación en el distrito comercial de Sandton, en Johannesburgo.
“No voy a comer un gusano. Lo siento, es asqueroso. Pero si me lo das en forma de chocolate… Es realmente delicioso”, dijo Gail Odendaal, de 38 años, mientras se marchaba con una compra de barritas de proteínas de oruga.
Vesela considera ahora la posibilidad de incursionar en el cultivo. Estos insectos no necesitan agua, ni tierra, solo un árbol, el mopane, que crece en las regiones cálidas y secas del sur de África y del que se alimentan y reproducen las orugas.
Con una granja, Vesela podría tener varias cosechas al año. Por ahora, emplea a las mujeres de los pueblos cuando está en temporada, en diciembre y abril. Las orugas se destripan, se hierven y se secan.
Los gusanos negros y verdes con púas son “una fuente saludable de proteínas”, dice Vesela, que pide a los consumidores que “superen sus miedos”.
También ricas en grasas esenciales y minerales esenciales, son una fuente de proteínas mucho mejor que muchos otros productos del mercado, afirma la dietista Mpho Tshukudu: “contienen más hierro que el filete más caro”.
Las orugas de mopane “son totalmente más ricos en hierro que cualquier cereal para desayuno supuestamente enriquecido con hierro”, confirma Trapido.