El obispo español de Tenerife, Bernardo Álvarez, pidió perdón este viernes por sus declaraciones sobre la homosexualidad, que calificó de «pecado mortal» en una reciente entrevista, y admitió que no estuvo acertado.
En un comunicado, Bernardo Álvarez pide perdón «a cuantos haya podido ofender (…), de manera especial a las personas LGTBI, a quienes expreso mi respeto y consideración», y lamenta «haber causado dolor».
En esa entrevista en la televisión regional de las islas Canarias (Atlántico), el prelado dijo que, «para que una cosa sea pecado mortal hace falta que la persona sea consciente de que es pecado, que lo haga libremente y que no esté condicionada por nada».
Añadió, en referencia a la homosexualidad: «A pesar de que saben que está mal, lo hacen, sin ser condicionados por nada. Es como la persona que bebe y cuando bebe hace cualquier disparate. Claro, lo que tiene que hacer es no beber».
El obispo aseguró hoy que no quiso fomentar la discriminación ni comparar la homosexualidad con el alcoholismo «ni con cualquier otra realidad».
Las palabras de Bernardo Álvarez causaron un enorme revuelo social y político; el sindicato CCOO pidió a la Fiscalía que investigue al obispo porque «pueden ser tipificadas como delito de odio».
Mientras, la asociación LGTBI Diversas emprendió una campaña en internet para que el obispo sea destituido, con más de 4.440 firmas en 24 horas.