El 1 de julio de 2021, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, presentó el informe sobre Trata de Personas 2020 que elabora el Departamento de Estado, documento que, como otros de ese tipo que publica dicha institución, carece de autoridad internacional o moral alguna, y cumple propósitos netamente calumniosos y de chantaje político.
En él, se miente una vez más, al acusar a Cuba de cumplir insuficientemente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas y no hacer esfuerzos significativos con ese fin. Es una acusación que forma parte de la campaña estadounidense para desacreditar la cooperación internacional de Cuba en la esfera de la salud, por la que nuestro país ha recibido el reconocimiento de decenas de gobiernos, el aprecio de la poblaciones que se benefician de ella, casi siempre las más humildes y desfavorecidas de los países donde se desarrolla, y el elogio de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales.
El Ministerio de Relaciones Exteriores rechaza en los términos más enérgicos esta campaña difamatoria del gobierno de los Estados Unidos, promovida de conjunto con los sectores más reaccionarios y corruptos de ese país, incluyendo a grupos extremistas de origen cubano representados en el Congreso por figuras como los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez.
Cuba tiene una política de “Tolerancia Cero” ante cualquier modalidad de Trata de Personas, y un excelente desempeño en la prevención, el enfrentamiento y la protección a las víctimas, trayectoria que consta en Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
El acceso a la salud es un derecho humano. El gobierno de los Estados Unidos comete un crimen cuando intenta privar a quienes reciben esos servicios gracias a los acuerdos bilaterales libre y soberanamente firmados entre Cuba y decenas de gobiernos, y como fruto de la labor profesional, dedicada, altruista y solidaria de cientos de miles de trabajadores cubanos de la salud.
Al imitar las calumnias inmorales del gobierno de Donald Trump, la actual política exterior de los Estados Unidos pone en tela de juicio su compromiso sincero con el enfrentamiento al terrible flagelo de la Trata de Personas, a la vez que vulgariza el esfuerzo internacional en combatirlo.
Los Estados Unidos son uno de los países con mayores problemas de trata de personas en el mundo. Sus políticas de asfixia económica contra Cuba y el incumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales favorecen a organizaciones vinculadas al crimen internacional, al contrabando de emigrantes y la trata de personas.