Una desagradable sorpresa aguarda a los 34 millones de conductores que se espera que lleguen a las carreteras de Estados Unidos este fin de semana del Día de los Caídos: el precio más alto de la gasolina en siete años.
Y ese podría ser el menor de los problemas para quienes toman las carreteras para las vacaciones de verano. La escasez de gasolina experimentada a principios de este mes cuando un oleoducto clave cerró podría estar nuevamente en el horizonte, según los expertos.
Esta vez, el apretón podría ser provocado por la falta de conductores de camiones cisterna para entregar el combustible y una repetición de las compras de pánico por parte de los viajeros que llenan sus tanques.
«Creo que tenemos que preocuparnos por los precios, la oferta y el comportamiento de las masas», dijo Tom Kloza, jefe global de Análisis de Energía del Servicio de Información de Precios del Petróleo, que rastrea los precios de la gasolina para la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA, por sus siglas en inglés).
Más demanda equivale a precios más altos
Primero, los precios: el costo promedio a nivel nacional de un galón de gasolina regular es ahora de US$ 3,04, según AAA, esencialmente igualando el máximo de siete años establecido a principios de este mes, y un 58% más que hace un año.
El año pasado, los llamados a quedarse en casa –a principios de la pandemia– hicieron que los precios del petróleo y la gasolina se desplomaran, lo que llevó el precio promedio por galón a menos de US$ 2. Pero incluso en comparación con el Día de los Caídos de 2019, los precios subieron un 7%.
Los precios más altos del petróleo, provocados por un repunte de la actividad económica y la posterior demanda de combustible, están impulsando el aumento. El comienzo de la temporada de conducción de verano, este fin de semana, también impulsará la demanda y agregará más presión a los precios, al igual que el requisito anual de que las estaciones de servicio cambien a la «mezcla de verano», más cara y diseñada para reducir el esmog estacional.
Pero los precios varían mucho en las aproximadamente 150.000 estaciones en todo el país, debido en parte a los diferentes impuestos y tasas, y en parte debido al suministro de combustible de las refinerías en regiones específicas. Solo un tercio de las estaciones de EE.UU. venden gasolina a más de US$ 3 el galón, pero las áreas donde los precios son aún más altos están elevando el promedio nacional. Aun así, el precio más común en todo el país es solo una décima de centavo por debajo de US$ 3.
Por ejemplo: virtualmente, todas las estaciones en California venden gasolina por US$ 3,75 o más, con un precio promedio regular en un máximo nacional de US$ 4,17. Mientras tanto, Louisiana y Mississippi tienen un promedio nacional bajo, de US$ 2,72 por galón, y casi ninguna estación en ninguno de los estados cobra US$ 3.
¿Una repetición de la escasez?
A pesar de los altos precios, una posible escasez de suministro de gasolina se perfila como quizás el problema más grave de este verano.
Una vista previa de lo que podría parecer se produjo a principios de este mes cuando el oleoducto Colonial, una arteria importante que transportaba combustible desde las refinerías de la costa del Golfo a la costa este, se cerró durante aproximadamente una semana debido a un ataque cibernético, lo que provocó cortes generalizados en estaciones muchos estados.
Pero los expertos no están tan preocupados por otro ataque malicioso como por la escasez crítica de camioneros calificados para conducir los camiones cisterna que entregan gasolina a las estaciones.
Se estima que entre el 20% y el 25% de los camiones cisterna están estacionados actualmente debido a la falta de conductores, según National Tank Truck Carriers, el grupo comercial de la industria. Pero incluso antes de la pandemia, hubo una escasez de conductores, ya que la industria perdió varios de ellos durante la desaceleración económica que provocó que la demanda de gasolina se desplomara.
La escasez de suministro podría afectar inicialmente solo a unas pocas estaciones pequeñas e independientes. Pero la preocupación es que incluso un puñado de estaciones que tengan escasez podría provocar compras de pánico, particularmente en comunidades de playa y otros lugares de vacaciones.
Después de todo, los conductores nerviosos que llenaban sus tanques fue una causa tan importante de la escasez reciente como lo fue el cierre del oleoducto Colonial, dijo Kloza. Y los recuerdos frescos de esa escasez solo hacen que ese tipo de compra por pánico sea más probable, agregó.
«Creo que la propensión al pánico entre la población es mucho, mucho mayor de lo que ha sido», dijo Kloza.