AFP.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciará este jueves medidas para limitar las armas de fuego, en particular para prevenir la propagación de las “armas fantasma”, imposibles de rastrear.
El mandatario ha recibido presiones por parte de sus aliados demócratas para que actúe tras los recientes tiroteos de Colorado, Georgia y California.
Biden anunciará seis medidas para “hacer frente a la epidemia sanitaria vinculada a la violencia de las armas de fuego”, adelantó un funcionario de la Casa Blanca que pidió el anonimato.
En particular, apuntará contra las llamadas “armas fantasma”, las armas caseras que no se pueden rastrear debido a que no tienen números de serie, indicaron.
Buscará, además, un mayor apoyo a las agencias involucradas en la lucha contra la violencia y solicitará el primer informe global sobre tráfico de armas de fuego en Estados Unidos desde 2000.
Sin embargo, no se espera que anuncie medidas importantes para endurecer las leyes que limitan el acceso a las armas, como una mayor verificación de antecedentes o poner fin a la venta de rifles de asalto, a menudo utilizados en los tiroteos masivos.
– Primeros pasos –
El citado funcionario subrayó que las disposiciones que anunciará Biden junto al secretario de Justicia, Merrick Garland, son solo los “primeros” pasos.
Además de las medidas relativamente modestas sobre este tema políticamente hipersensible, Biden anunciará la nominación de David Chipman, un defensor del control de armas, para encabezar la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), una agencia central en la lucha contra la violencia armada.
Como reflejo de la falta de unidad política en todo lo relacionado con las restricciones a las armas de fuego, la ATF no ha tenido un director confirmado por el Senado desde 2015.
Chipman es un veterano de la agencia que pasó a trabajar para un grupo de defensa del control de armas y no hay nadie “mejor para hacer cumplir las leyes de armas”, dijo un alto funcionario de la administración.
Biden lleva mucho tiempo prometiendo mano dura contra la cultura de las armas en Estados Unidos que, según él, alimenta una epidemia de tiroteos masivos, así como el flujo diario de crímenes y suicidios.
Después de los tiroteos en Georgia y Colorado, Biden pidió al Congreso prohibir los rifles de asalto y aprobar leyes para una mejor verificación de antecedentes de los compradores de armas, pero las estrechas mayorías demócratas en ambas cámaras dificultan el trámite de iniciativas sobre este tema tan sensible en Estados Unidos, donde la Constitución consagra el derecho a portar armas.
En 1994, cuando era senador, Biden apoyó la prohibición de los fusiles de asalto. La ley expiró una década más tarde y nunca fue renovada, con los republicanos cada vez más rígidos en su oposición a lo que describen como un ataque al derecho constitucional.
El expresidente Donald Trump, quien recibió millones de dólares de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso lobby de las armas, para sus dos campañas electorales, defendió fervientemente el derecho de los estadounidenses a poseer armas.
El año pasado, las armas de fuego dejaron en Estados Unidos más de 43.000 muertos, suicidios incluidos, según el sitio web Gun Violence Archive. La organización registró 611 “tiroteos masivos”, definidos como los que dejan al menos cuatro víctimas, en 2020, contra 417 el año previo.
En lo que va de 2021, más de 4.000 personas murieron por armas de fuego.
“La violencia armada cobra vidas y deja un legado duradero de trauma dentro de las comunidades todos los días en este país”, señaló la Casa Blanca en un comunicado, en el que afirma que el presidente está “comprometido a tomar medidas para reducir todas las formas de violencia armada”.