Derek Chauvin, el exagente de policía de Minneapolis acusado de matar al afroamericano George Floyd, ha quedado este miércoles en libertad tras pagar una fianza de un millón de dólares (unos 850.000 euros), según los documentos judiciales.
El Departamento de Correcciones confirmó que el expolicía abandonó el correccional de máxima seguridad de Oak Park Heights, en el Estado de Minnesota. Chauvin, de 44 años, clavó su rodilla durante ocho minutos y 46 segundos en el cuello de Floyd, cuya muerte provocó la mayor ola de protestas raciales en Estados Unidos desde el asesinato de Martin Luther King.
De los cuatro expolicías acusados por el asesinato de Floyd, Chauvin era el único que permanecía en la cárcel a la espera del juicio, fijado para marzo de 2021. Se enfrenta a los cargos de homicidio y homicidio en segundo grado. Los otros tres agentes implicados están acusados de complicidad. Un juez del condado de Hennepin, en Minnesota, todavía evalúa si los cuatro serán juzgados de manera conjunta.
El historial de Chauvin a lo largo de los 19 años que trabajó en el Departamento de Policía de Minneapolis está plagado de incidentes: en 2006 disparó y mató a un hombre que supuestamente tenía un arma; en 2008 hizo lo mismo contra un sospechoso de violencia machista; y, en 2011, abrió fuego contra un hombre que huía de un tiroteo. Nada de eso impidió que continuara en su puesto, hasta la muerte de George Floyd.
Las condiciones de la fianza prohíben a Chauvin salir de Minnesota. Su antigua casa en los suburbios de Twin Cities se vendió recientemente, por lo que no está claro a dónde irá y su familia no ha querido hacer comentarios. Tampoco se sabe de dónde sacó el millón de dólares para quedar en libertad.
Chauvin y su exesposa Kellie -quien anunció el divorcio tras la muerte de Floyd- están acusados de evasión de impuestos. Los fiscales del condado de Washington han afirmado que el antiguo oficial no declaró ni pagó los impuestos estatales de 2014 y no informó de los más de 95.000 dólares que ganó trabajando como guardia de seguridad en sus horas libres.
Fuente: El País