Sarah Jessica Parker y una carga pesada: sacar a su familia de la pobreza

Sarah Jessica Parker y una carga pesada: sacar a su familia de la pobreza

Sarah Jessica Parker es una de las referentes de la actuación y la moda, además de convertirse en una estrella de Hollywood, su nombre es sinónimo de estilo, glamour y tendencia.

La protagonista deSex and the city, tuvo que atravesar un camino lleno de adversidades, con marcas que la hicieron crecer pero también, recordarle para siempre desde dónde partió y hasta dónde llegó.

Empezó en teatro con 11 años en Los inocentes. Siguió en 1978 cuando, con 13 años, la convocaron para protagonizar sobre el escenario, Annie. No sería un trabajo más, se trataba de uno de los musicales más emblemáticos de Broadway y para ella, de la primera oportunidad de cobrar un sueldo importante y de destacarse.

Buscando nuevos horizontes, descubrió el cine en 1983 cuando la llamaronpara Somewhere Tomorrow. Como suele suceder, tuvo apenas una pequeña participación, pero fue el inicio de algo grande, que se terminó de consolidar en 1998, cuando protagonizó Sex and the City. Si bien para este entonces ya tenía un nombre, porque había protagonizado otros films, esa serie marcó su vida y fue bisagra en su carrera.

El personaje de Carrie Bradshaw le daría tantas satisfacciones como nunca lo hubiera imaginado y un crecimiento sin límites: fue la protagonista de esa ficción que cambió la forma de hacer series “femeninas”, que se animó a explorar temas tabú hasta ese entonces y marcó una era

Sarah proviene de una familia humilde. Sus padres Bárbara y Stephen se separaron cuando ella tenía 3 años. El papá de la actriz era escritor y según contó ella, de un día para el otro desapareció y su madre se tuvo que hacer cargo de la economía de una casa con cuatro hijos. 

La señora era enfermera auxiliar y los ingresos no alcanzaban para hacerle frente a los gastos y por eso se desdobló, tomando otros trabajos diversos como limpieza en casas de familia o cualquier oportunidad que se le presentara.

“Me acuerdo de ser pobre. No había manera de esconderlo. A veces no teníamos electricidad. A veces no podíamos festejar la Navidad, o los cumpleaños; o llegaban los cobradores, o la misma compañía de teléfono llamaba para avisar que nos iban a cortar la línea. Y teníamos edad suficiente para atender las llamadas, o ver las reacciones de mi madre, o a mis padres haciendo malabares con la plata”, le contó tiempo atrás a The New York Times.

Indicó que su peor etapa fue cuando cursó tercer grado en Cincinnati, donde la maestra nombraba en voz alta a aquellos alumnos que recibían un ticket del estado para comer gratis en el comedor del establecimiento, y de su curso, ella era la única que lo recibía, “sabía que yo era diferente de los chicos que pagaban por su almuerzo o lo traían de su casa. Era un estigma”, recordó.

Su mamá nunca bajó los brazos, siguió trabajando a destajo para que sus hijos reciban la mejor educación. Ella siempre les decía que las cuentas podían esperar, que ciertos servicios si se los cortaban, se podían resolver de otra manera, pero lo que no negociaba por nada del mundo era la formación, porque entendía que era la base para que ellos salgan adelante y no repitan la historia.

Su padrastro, a los 12 años, ante los halagos y todo lo que les marcaban sus profesores, no dudó en llevarla a su primer casting. La subió a la camioneta y recorrieron los 625 kilómetros desde Cincinatti hasta New Jersey, donde se presentó para Los Inocentes.

Esa pieza fue fundamental para la familia, no solo fue el puntapié para ella, sino que su padrastro también consiguió trabajo allí como asistente de dirección. Tras la gran repercusión, salieron de gira y allí también entró su madre, como vestuarista. De alguna manera, fue el despegue para todos.

Sarah Jessica empezó a escalar como actriz. En la sitcom Square Pegs, emitida por CBS, duró tan sólo una temporada, pero ella logró trascender y mostrarse de una manera que hizo que todos se fijaran en ella, en su manera de interpretar.

En 1984 tocó el techo con las manos, cuando ingresó a Hollywood. Ese año fue Footloose (1984) y más tarde Las chicas sólo quieren divertirse (1985), y L.A. Story (1991). Todos films taquilleros que le dieron otra magnitud.