El maestro del folclore colombiano, Carlos Vives, dijo que no esperaba tanto, refiriendose a la colaboración con Fito Páez, “Babel”, uno de sus más grandes ídolos musicales.
Vives jamás hizo a un lado aquel costado roquero, y su admiración por el rock argentino es algo conocido por sus fans.
“No esperaba tanto. Hice la canción y mi disquera se la hizo llegar a él”, cuentó en una entrevista para Infobae
“Babel, nadie se quiere entender / Prefieren Roma y arder / Nos vuelve a dejar el tren”, estribillo de la canción.
“Somos aparentemente dos mundos musicales que estamos conectados, que es un poquito la idea de Cumbiana”, concluye Vives.
Para su nuevo álbum, Vives rastreó los orígenes de la cumbia hasta los humedales ancestrales de Colombia en el río Magdalena, fuente de los ritmos indígenas que luego se fusionaron con los cantos de los esclavos africanos y los sonidos de los instrumentos traídos a América por los colonos españoles, que sufrirían infinitas evoluciones al recorrer las pistas de baile del mundo.
En Cumbiana, el colombiano desafió las fronteras estilísticas y geográficas, y saltando libremente hacia adelante y hacia atrás en el tiempo.
Cumbiana II contiene 14 canciones, que cuentan con colaboraciones de artistas como, Camilo, Ricky Martin, Pedro Capó, Black-Eyed Peas, Play-N-Skillz, Mau y Ricky, la cantante irlandesa-colombiana Katie James, el argentino Dread Mar I, los dominicanos Milly Quezada y Jandy Ventura, los pioneros del hip hop del pacífico colombiano Chocquibtown, el maestro folclórico colombiano Carlos El Cholo Valderrama, el juglar llanero Clemente Mérida, y la hija de Vives, Lucy Vives.
“Unidos en la diversidad”, según palabras del propio Vives.
La mezcla sonora del álbum de vallenato romántico, pop, cumbia, hip hop, rock, reggaetón, tango, electrónica, merengue, bambuco colombiano y currulao del Pacífico es, en palabras de Vives, moderna, no tradicional y deliberadamente comercial.