Perder partidos para tener mayores opciones en el sorteo donde se puede conseguir el talento fresco y bajo control para relanzar proyectos es un recurso viejo en la NBA. Se le llama tanking, y se penaliza a los equipos decirlo en público. A Mark Cuban lo multaron con US$600 mil en 2018 por insinuar que sus Mavs lo hacían, pero es una advertencia para guardar las formas.
El Thunder tiene la nómina más baja de la NBA, con US$90,5 millones, y de ellos, Al Horford cobra el 30 %, tres veces más que el segundo. En un equipo que acaba de comenzar una reconstrucción, el dominicano, de 34 años, no entraba en la ecuación de asentarse allí, y solo tenía sentido usarlo como pieza de cambio.
De ahí que, al no ponerse de acuerdo con lo que ofrecían, la gerencia de Oklahoma City optó por apartarlo los restantes 28 partidos de la temporada. Le pagará los cerca de US$9 millones que le resta sin jugar, y el equipo que ya tiene asegurada seis selecciones de primera ronda en los próximos dos “drafts”, podría perder más juegos, y aumentaría la cuota de picks.
Además, Horford, a quien le debe US$53 millones para los próximos dos cursos, estará expuesto a menos riesgos físicos para cuando el conjunto salga a negociarlo tan pronto concluya la campaña, una donde ha mostrado que puede rendir a un alto nivel.
Estas adiciones y sustracciones son más cosméticas que de impactos sustanciales. Pero muestran un problema creciente en la NBA.
Estrellas están migrando en masa a los lugares exóticos, la mayoría en las costas. Los Ángeles, Nueva York, Miami. Ya sea exigiendo cambio en público (James Harden y Anthony Davis) o en privado (Paul George de OKC a los Clippers) o agencia libre (Kevin Durant y Kyrie Irving a Brooklyn, LeBron a los Lakers, Jimmy Butler a Miami, Kawhi Leonard a los Clippers) o rescisión del contrato (Andre Drummond, Blake Griffin y Lamarcus Aldridge).
Durant, que en 2016 dejó el Thunder por los Warriors de 73 victorias, criticó la corriente actual en Twitter.
“¿Ahora, todo el mundo quiere jugar por el Heat y los Lakers? ¡Volvamos a ser competitivos, y vayamos a estos pueblos!”, escribió, pero luego lo borró.
Parece que todos quieren tocar en Los Ángeles, Miami o Nueva York. La concentración de talento, en unas pocas franquicias, podría ser un problema a largo plazo para la NBA, y es por eso que el tanking es una opción viable, incluso para una organización bien administrada como el Thunder.