Hombres fuertemente armados dispararon contra un grupo de personas en Guayaquil, el violento centro económico de Ecuador que está bajo estado de emergencia, dejando diez muertos y tres heridos, entre ellos una niña, informó este domingo la policía.
Sin mediar palabra, varios sujetos bajaron de una camioneta negra y abrieron fuego “con armas largas”, relató a la prensa el general Willian Villarroel, comandante policial de la zona 8, que comprende Guayaquil y las vecinas Durán y Samborondón.
En el ataque, ocurrido la noche del sábado, hubo tres heridos, entre ellos “una niña de 5 años, (que) está estable y va a ser intervenida (quirúrgicamente) por un tema de unas esquirlas”, agregó Villarroel.
La Fiscalía General de Ecuador había reportado previamente dos personas heridas.
En la madrugada, en el taller mecánico donde ocurrió el ataque se podía ver cuerpos tendidos en la acera, en medio de charcos de sangre. Alrededor, personas lloraban y se abrazaban mientras la policía acordonaba la escena, constató la AFP.
“Hubo una balacera (en un local) donde estaban libando (bebiendo) varias personas, vinieron motorizados y acabaron con la vida de los que estaban aquí” viendo un partido de fútbol, comentó a la AFP un testigo que prefirió no ser identificado.
Las autoridades no han informado por el momento de detenidos por este ataque. Sin embargo, precisaron que cinco de los fallecidos tenían antecedente penales por robo, tráfico de droga y uso de armas.
“Creemos que se trata de una lucha de los grupos delincuenciales organizados, es lucha por el poder, por el territorio” para el transporte de droga, agregó el comandante policial.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de cocaína, Ecuador encara el aumento de las incautaciones de droga a la par de las muertes violentas en calles y cárceles.
Para combatir la criminalidad interna, el gobierno del presidente Guillermo Lasso declaró terroristas a los grupos criminales, lo que permite a las Fuerzas Armadas patrullar las calles junto a la policía.
- Miedo –
La mañana del domingo, en el lugar ya no quedaban policías ni militares. Solo una cinta amarilla rasgada que colgaba de una puerta daba cuenta del cordón policial desplegado por la matanza en el sector de Gómez Rendón, en el suroeste de la ciudad.
Tras la masacre, la Fiscalía halló un arma tipo fusil y otras de 9 mm.
“No me siento tranquila de vivir así con esta inseguridad (…) No podemos salir con nuestras familias, con nuestros hijos a ningún lado”, dijo bajo reserva a la AFP una vecina del lugar.
Guayaquil se encuentra desde el 1 de abril en estado de excepción, un mecanismo que permite movilizar militares a las calles e implantar toques de queda. También están en emergencia las provincias costeras de Santa Elena, Los Ríos y Esmeraldas.
El Poder Ejecutivo sostiene que la violencia es producto de los enfrentamientos entre bandas criminales ligadas al narcotráfico, que han convertido a las cárceles en sus centros de operaciones y en un campo de batalla entre facciones.
Los choques entre reclusos dejan más de 420 presos muertos desde 2021, mientras que en las calles la tasa de homicidios casi se duplicó entre ese año y 2022, pasando de 14 a 25 por cada 100.000 habitantes, según autoridades.
Este domingo “el dueño (de la vivienda donde está el taller) amaneció a limpiar la sangre con un balde de agua”, relató a la AFP Yolanda, una comerciante de 55 años que pidió omitir su apellido.
Entre enero y el 1 de abril, solamente en las ciudades de Guayaquil, Durán y Samborondón se registraron 555 homicidios, según las autoridades.
Hace dos semanas, en la provincia de Esmeraldas (noroeste y fronteriza con Colombia), una treintena de pistoleros abrió fuego contra la población en un puerto de pesca artesanal, matando a nueve personas. El sábado fueron asesinadas a tiros otras cuatro personas.
Guayaquil es una de las ciudades más golpeadas por el narcotráfico y la violencia que asolan a este país sudamericano, cuya posición en el Pacífico es estratégica para el envío de droga hacia Estados Unidos y Europa.
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