La industria de las energías renovables es una nueva opción para las inversiones en China.
El plan nacional de energía limpia, que durará varios años y costará cientos de miles de millones de yuanes, pretende instalar paneles solares en la mayoría de los tejados, y tiene el potencial de cambiar por completo el panorama energético del país.
Los proyectos de energías limpias se han vuelto bastante comunes en el país asiático en los últimos años y su ritmo se está acelerando.
Además, mientras la inversión general en China se ha visto reducida por la pandemia y las políticas gubernamentales, la industria de las energías renovables ha atraído una gran cantidad de inversiones. Este tipo de proyectos energéticos son también más cómodos para la población, porque están situados más cerca del consumidor.
“Los proyectos de infraestructuras de energías renovables son ahora los más bienvenidos por los gobiernos locales y los bancos”, afirmó Aron Lin, miembro de un banco privado de Guangdong.
Muchas autoridades locales creen que esta industria podría ocupar el lugar del maltrecho sector inmobiliario chino como nuevo motor de la economía del gigante asiático.
China tiene el monopolio casi total de la producción de baterías solares: domina el 80% de toda la cadena de suministro mundial de productos fotovoltaicos, según Dennis Ip, jefe regional de investigación de servicios públicos de Daiwa Capital Markets.
Las mismas expectativas se ponen en la producción de vehículos eléctricos, sector en el que China intenta tanto llenar el gran mercado nacional, así como exportar, para convertirse en el mayor productor.
“Teniendo en cuenta las empresas conjuntas, la cuota de mercado de China aumentó del 36% en el 2020 al 51% en junio del 2022. Ahora produce 3,84 millones de vehículos eléctricos en los últimos 12 meses”, dijo Alicia García-Herrero, economista jefe para la región de Asia-Pacífico del banco de inversión francés Natixis.
Sin embargo, los analistas preguntados por SCMP dudan que estas industrias puedan dar un nuevo impulso a la economía china.
El crecimiento del sector de las energías limpias en China depende, en gran medida, de la exportación, especialmente a los países europeos, por lo que puede verse contrarrestado por el aumento de las tensiones geopolíticas.
“Los problemas provienen principalmente de Estados Unidos”, sostiene Dennis Ip. La nueva ley estadounidense, que entró en vigor en junio, ha bloqueado de hecho las importaciones estadounidenses de todos los productos procedentes de la provincia china de Xinjiang. La región produce alrededor de la mitad del polisilicio (silicio policristalino) mundial, un material crucial para la producción de paneles solares.
Además, la nueva política de EE.UU. hacia los vehículos eléctricos y las baterías adoptada en la Ley de Reducción de la Inflación beneficia a las empresas que producen estos autos en territorio de EE.UU., ofreciéndoles exenciones fiscales.
El consenso entre los economistas, citados por el diario, es que ni la industria de la energía eléctrica ni la solar pueden convertirse en nuevos motores del crecimiento económico de China. Por lo tanto, será imposible que mantenga el mismo ritmo de crecimiento que estaba experimentando en las últimas 2 décadas.
“Encontrar una nueva [fuente de] crecimiento requiere averiguar de dónde vendrá el incremento de la productividad. […] Los semiconductores, las energías renovables, la sanidad y la agricultura parecen prometedores, pero todavía son demasiado pequeños”, afirmó Hong Hao, economista jefe del fondo de cobertura chino GROW Investment Group.