Bogotá, Colombia. La pérdida de bosques se agrava en Colombia año tras año. Pese al júbilo oficial por un aparente descenso de la deforestación, la estrategia militar para detener la tala ha “sido un fracaso”, aseguran expertos en vísperas de que se instale el primer gobierno ambientalista de izquierda.
Uno de los países más biodiversos del mundo según la ONU perdió entre 2018 y 2021 una superficie de 7.018 km2, un poco más que la extensión de la ciudad brasileña de Sao Paulo, de acuerdo con datos oficiales.
Aunque el resultado es peor que el del cuatrienio anterior (6.584 km2), el gobierno saliente de Iván Duque defiende su gestión.
“Este fenómeno se redujo en un 34% frente al modelo de tendencia”, celebró el ministro de ambiente, Carlos Correa, al presentar las cifras de deforestación para el año 2021 (1.741 km2).
En lugar de comparar el dato con el de 2020, cuando se destruyeron 1.717 km2 de bosque, el gobierno toma como referencia un modelo que proyecta la deforestación a partir de la tendencia entre 2008 y 2017, periodo en el que creció descontroladamente.
“Entonces, frente a un escenario catastrófico hipotético, ¿perder 1.700 kilómetros cuadrados es bueno? No me parece”, crítica el director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo, Rodrigo Botero.
En entrevista con la AFP el experto, apoyado en los números de las propias autoridades, ve un aumento sostenido de la deforestación entre 2019 y 2021.
“Estamos todavía en un punto muy alto de la curva de deforestación. El hecho de que llevemos tres años consecutivos en ascenso implica que no hay control sobre las variables estructurales. Es una señal de alerta”, enfatiza.
La ganadería extensiva, el acaparamiento de tierra, los incendios forestales y los narcocultivos son las actividades que más arrasan bosque en Colombia, principalmente en la Amazonía.
El mandatario electo Gustavo Petro, quien tomará juramento este domingo, anunció que priorizará la defensa del medio ambiente y la lucha contra la crisis climática.
Para ello, suspenderá la exploración petrolera para dar paso progresivamente a las energías limpias y limitará la expansión agrícola en la región amazónica.
También planea crear reservas ambientales para que indígenas y otras comunidades campesinas desarrollen proyectos amigables con el entorno.
– Enfoque errado –
Por lo pronto, el nuevo gobierno deberá tomar una decisión con respecto a la estrategia de su antecesor.
Según el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez (1993-1996), el crecimiento anual de la deforestación devela el “fracaso” de dicha política, ya que “se enfocó en operaciones de carácter militar y judicial”.
En abril de 2019, ocho meses después de asumir el poder, Duque lanzó la operación Artemisa con 23.000 militares, tres docenas de fiscales y una única misión: detener la deforestación.
A la fecha se han realizado un centenar de capturas y un número similar de herramientas fueron incautadas.
“Artemisa tuvo 20 intervenciones, para cuatro años es un número bastante modesto”, señala Rodríguez a la AFP. Además “hace falta generar presencia del Estado en términos de educación y generación de empleo”, detalla.
Los campesinos denuncian que la operación militar se enfocó en atacar al eslabón más débil de la cadena, y no en los promotores de las actividades que más generan deforestación.
Botero, por su parte, advierte que la deforestación sigue creciendo “por la imposibilidad rotunda de este gobierno para titular las tierras en áreas de bosques”.
“Están dejando que la colonización, motivada por grandes recursos, se vaya a las tierras más baratas -que son las tierras de la nación- y no hay una base social ni una gobernanza local que lo detenga”, explica.
Como parte de los Acuerdos de París, Colombia se comprometió a llegar a cero hectáreas deforestadas en 2030. Para llegar a esa meta, prevé una reducción a 1.550 km2 anuales para 2022 y a 1.000 para 2025.
El gobierno noruego, que junto a Alemania y el Reino Unido destina millonarias ayudas a la conservación de bosques en Colombia, ha expresado su preocupación ante el inminente incumplimiento del primer objetivo.
“No estamos viendo una constante reducción en la tasa de deforestación (…) El país puede perder hasta 260 millones de dólares hasta 2025 por no lograr frenarla”, dijo al diario El Tiempo el consejero de Clima y Bosques de la Embajada de Noruega en Colombia, Ole Bergum.