La Guardia Costera insiste en la ilegalidad de un hecho así y del peligro que representa para la vida de las personas.
VOA. Las autoridades estadounidenses persisten en sus llamados de alerta para que los exiliados cubanos abandonen el propósito –la acción ilegal- de lanzarse en una flotilla en solidaridad con los manifestantes que salieron a las calles el pasado 11 de julio en Cuba.
“Nosotros, el Movimiento Democracia por 22 años hemos hecho flotillas, hemos hecho 27 flotillas frente a las costas de Cuba”, explica a la Voz de América Ramón Saúl Sánchez, delegado del Movimiento Democracia y pionero de estos viajes.
Hemos sido atacados por la dictadura, nuestros barcos también han sido confiscados del lado de acá, porque hay un decreto presidencial en contra de nosotros”
Ramón Saúl Sánchez, delegado del Movimiento Democracia
El lunes, tras conocerse la manera violenta en que el gobierno de Miguel Díaz-Canel ordenó contener a los que protestaban en varios puntos del país, exiliados cubanos comenzaron a fraguar la idea de una partida en embarcaciones para apostarse en las costas cubanas con el fin de llevar ayuda humanitaria.
Sánchez, conocido en Miami por promover el activismo anticomunista, contó a la VOA el resultado de sus acciones. “Hemos sido atacados por la dictadura, nuestros barcos también han sido confiscados del lado de acá, porque hay un decreto presidencial en contra de nosotros para que no entremos en nuestras aguas”.
Una acción ilegal, un peligro
Las autoridades estadounidenses han insistido en dos tópicos fundamentales para desanimar a quienes quieren desafiar de tal modo al gobierno cubano: lo ilegal de las acciones y el peligro que representa para la vida humana.
“Llevar suministros o cualquier cosa a Cuba desde los Estados Unidos sin un permiso, es una violación de la ley estadounidense”, explicó el contraalmirante de la Guardia Costera, Brendan McPherson.
El alto oficial, además, insistió en que “la Guardia Costera está desanimando a cualquiera que se lance al mar sin ese permiso. Número uno, porque es ilegal, pero probablemente lo más importante, es que es peligroso. Es un viaje peligroso. En las últimas semanas, hemos visto morir a más de 20 migrantes en el mar, y no queremos que se repita eso”.
El suceso de más repercusión de un encuentro entre miembros de la diáspora cubana y autoridades de la isla fue el 24 de febrero de 1996, cuando dos aviones de la ONG Hermanos del rescate fueron derribados por la fuerza aérea cubana mientras llevaban a cabo operaciones de rescate de balseros que se echaban al mar buscando llegar a Estados Unidos.
Cuatro pilotos cubanoamericanos murieron aquel día.