Santo Domingo.- Guido Gómez Mazara dijo que una de las grandes fatalidades que caracterizan el comportamiento de las élites partidarias en el país consiste en su resistencia a los cambios experimentados en la sociedad.
”Y peor aún, obstruir avances institucionales logrados como resultado de procesos encabezados por la ciudadanía que intentan colocar al país en los rieles del siglo 21”, agregó.
Para el abogado y profesor universitario, los resultados electorales municipales, congresionales y presidenciales del año 2020, fueron la expresión democrática de una voluntad política que encontró un partido con las potencialidades necesarias para desplazar del poder 16 años de ejercicio gubernamental, y un alto porcentaje de los votos emitidos a favor del cambio, anhelan que esa mayoría sirva de motor en las transformaciones institucionales y conducta política que, distorsionada en la práctica por sectores desplazados del poder, desean dejar atrás la corrupción, desigualdad, el reparto y degradación de las instituciones.
Señaló que el interés de resistirse a los cambios se pone de manifiesto en ámbitos de la esfera pública donde el sentido de los tradicionales pactos partidarios intentó una legislación fronteriza del tamaño y acomodo de agendas empresariales que, desde el discurso público, una parte del liderazgo del sector privado postula transparencia, pero entra en complicidades con exponentes de la fauna política en la preservación de ventajas que no guarda relación ni proporción con los deseos de adecentamiento de la vida pública.
Sostuvo que las razones que condujeron al desplazamiento del PLD del poder deben ser defendidas, más allá de su militancia en el PRM, pero la actuación del partido gobernante debe reflejar el elemental sentido de prudencia y madurez, respecto de temas que por abordarlos a destiempo generan ruidos innecesarios, desvían el foco de actuación del gobierno, intraquilizan la dirección media y la base de la organización con deseos de ingresar al tren gubernamental y reviven la cultura de la zalamería frente al poder.
El dirigente político estableció que los forcejeos tendentes a seleccionar la Cámara de Cuentas pone en contexto las dificultades que exhiben algunos actores políticos que, desconociendo la importancia estratégica de esa institución en la lucha contra la corrupción, intentaron hacer de los nuevos miembros del órgano constitucional una apuesta a la distribución de cuotas en el interés de deslucir la verdad respecto de auditorías maquilladas y adulteración de la correcta administración contable de los fondos públicos.
Finalmente, lamentó que en las tareas pendientes respecto a impulsar los cambios prometidos y esperados en la sociedad, seguirán resistiéndose sectores y franjas que no entienden las nuevas reglas y el deseo de transformación institucional.