Jacmel: El refugio de paz para quienes huyen del caos en Puerto Príncipe

Jacmel: El refugio de paz para quienes huyen del caos en Puerto Príncipe

A tan solo 80 kilómetros de la violenta capital de Haití, Puerto Príncipe, se encuentra Jacmel, una ciudad donde reina la tranquilidad. Este lugar se ha convertido en un refugio para cientos de personas que escapan del terror impuesto por las bandas armadas, responsables de más de 5,600 muertes violentas en 2023.

Joane, de 45 años, es una de esas personas. Nacida y criada en el barrio de Solino, en Puerto Príncipe, tuvo que huir en abril de 2024. “Todo el mundo huyó del barrio. Huimos por la noche sin poder llevarnos nada”, cuenta Joane, quien ahora vive en Jacmel, vendiendo artesanías y recuperando la tranquilidad que perdió. “Aquí no hay problemas con bandas armadas”, asegura.

Jacmel: un refugio frente al caos

Desde 2018, Jacmel ha recibido a miles de personas que huyen de la inseguridad en la capital. Mientras que Puerto Príncipe es descrita como un “infierno” por sus habitantes, marcada por masacres, secuestros y el control de las bandas armadas sobre el 85 % del área metropolitana, en Jacmel la vida sigue su curso en relativa calma.

Los habitantes de Jacmel pueden caminar libremente por las calles y disfrutar de actividades cotidianas que en Puerto Príncipe parecen imposibles, como estudiantes haciendo sus deberes en lugares públicos e iluminados.

Un tesoro cultural e histórico

Con más de 180,000 habitantes, Jacmel no solo es un refugio, sino también un destino turístico y cultural. Sus playas paradisíacas, cascadas, patrimonio arquitectónico y su carnaval lleno de colores y máscaras hacen de esta ciudad un lugar único en el Caribe. Además, Jacmel tiene un profundo valor histórico, ya que fue la primera ciudad de la región en ser electrificada en 1895 y el lugar donde se creó la bandera de la Gran Colombia en el siglo XIX.

Resistencia ante las bandas armadas

En los últimos años, los intentos de las bandas por establecerse en Jacmel han sido frustrados. Algunos miembros han sido asesinados o detenidos, gracias al sentido de comunidad y solidaridad de sus habitantes, que mantienen a la ciudad como un bastión de paz en medio de un país sumido en la inseguridad.

A pesar de la tranquilidad que ha encontrado, Joane sigue esperando regresar algún día a su hogar en Puerto Príncipe: “En cuanto todo vuelva a la normalidad, volveré”.

Mientras tanto, Jacmel sigue siendo un refugio seguro, un lugar donde la vida sigue adelante, lejos del caos y el miedo que dominan en la capital haitiana.