Frank Rainieri lleva la hotelería en su ADN. Proyecta la fe y la esperanza en su mirada. Serena la templanza de su discurso y energiza la franqueza de sus posiciones.
Ni ángel ni demonio. Es un dominicano cuyos abuelos llegaron de Italia y fundan su primer hotel en Puerto Plata en 1898, luego otro y un tercero en Santiago. Un ser humano empresario y bilingüe a los 24 años con las vivencias, las experiencias, los éxitos, las frustraciones y las alegrías acumuladas en los 50 años de trabajo que, junto a su familia, le ha costado construir el Grupo Puntacana, uno de los más emblemáticos núcleos empresariales dominicanos.
Ni santurrón ni médium. Un visionario que ha batallado, sorteado y triunfado en tantas crisis de la industria turística que lo convierten en una voz autorizada global para hablar de turismo en estos tiempos huracanados, abriendo las luces necesarias para lidiar con la hiper- histeria provocada por la infoxicación y la “infodemia” que exacerban la incertidumbre alrededor del coronavirus que nos trastoca.
Por eso vale detenerse a escucharle decir que el Covid-19 no es el primer gran golpe al turismo dominicano, que hoy se aplica lo de ahorrar para los tiempos de las vacas flacas, que el futuro dependerá de la actitud que tengamos los dominicanos, que Puntacana fue pensada con los espacios paisajísticos y la densidad necesarios para asumir con facilidad los nuevos hábitos que impondrán los protocolos anti Covid-19, que las playas dominicanas están fuera de grandes ciudades y permiten un fácil control sanitario, que hay que apurar el paso para no perder el tren, que la experiencia no se improvisa y que ya todos sus hoteles se transforman para responder a los nuevos hábitos de turistas asustados y exigentes, y lo mejor, que para septiembre tendrán su PGA, el más grande evento internacional de golf que podría ser la mayor oportunidad para mostrar al mundo que el turismo dominicano está abierto, disponible y seguro.
El Covid-19 no es el primer gran golpe al Caribe
Frank Rainieri, con la sonrisa y la tranquilidad que forjan las vivencias y un emporio sólido, recuerda que el Covid-19 no es el primer gran golpe que sufre el turismo dominicano. Se traslada a 1998 y el Huracán George que en el aeropuerto Puntacana solo dejó la pista y que causó una gran desolación en toda la infraestructura hotelera.
Y narra una escena que permite ver la gravedad de todo aquello. “Ante una visita del presidente de la República y su gesto de pesadumbre le dije: presidente nacimos desnudos y mire todo lo que tenemos. Cuando comencé Punta Cana aquí no había nada, todo era selva. Para llegar era por un trillo a la orilla del mar. Solo déjenos trabajar, no nos pongan cortapisas que nosotros volveremos a reconstruir esto”.
Al finalizar noviembre ya Punta Cana recibía sus primeros turistas, incluyendo la emblemática llegada de la Primera Dama de los Estados Unidos.
La Guerra del Golfo
Reitera, “hemos tenido muchos otros golpes” y entonces nos recuerda los daños que al turismo dominicano causó entre finales de 1990 y todo el año 1991, la Guerra del Golfo, conflicto que paralizó el mundo y recuerda cómo arrancaron de nuevo y reposicionaron el destino dominicano.
Lo mismo que ocurrió con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 fecha a partir de la cuál ni el mundo ni el turismo volvieron a ser lo mismo.
La crisis por el VIH
En su ameno narrar asegura que muchos de las generaciones jóvenes no habían nacido cuando enfrentaron la crisis que para el turismo significó la aparición del virus del HIV o Sida, pues los turistas no querían viajar porque tenían temor a contagiarse.
“El Sida no le dio a tanta gente, pero mató diez veces más que los muertos por el actual coronavirus. Mató a 2.2 millones de personas en dos años, sin contar a los de la órbita soviética de aquel entonces”. Y ni hablar del H1N1 de 2009 y otras crisis que afectaron directamente el turismo dominicano.
Un efecto mediático mayor
A Frank Rainieri le preocupa el efecto mediático que acompaña a la actual pandemia generando un pánico exacerbado. Admite que ha sido un golpe muy duro porque ha durado más que los casos anteriores, pero también esta vez ha habido un efecto mediático mucho mayor pues en las crisis anteriores no existían los celulares, las redes sociales y “el pánico no se extendía como se extiende hoy con la difusión de tanta información”. La “infodemia” sobre la que ya advierte la OMS que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna sobre el Covid-19 cuando las necesitan.
Tiempos de vacas flacas
Reflexionando sobre las crisis recuerda a su madre y los tiempos de las vacas flacas por lo que sabe la importancia de estar siempre preparados.
“Mi mamá decía que hay que trabajar pensando en los tiempos de las vacas flacas. Ahorrar en los tiempos de las vacas gordas para enfrentar los tiempos de las vacas flacas”, porque todo el mundo tiene ciclos en los que hay que enfrentar dificultades.
Ante todas las crisis vividas, Rainieri es enfánico en señalar que “saldremos de esto pronto y que vamos a tener que aprender a vivir con el covid, con protocolos diferentes a los que teníamos”.
Su franqueza no puede ser mayor y establece que no tiene una bola de cristal. Dice lo que piensa porque a su edad, con 50 años para 51 en la industria no va a hacer afirmaciones de las que se tenga que arrepentir.
“Todo está cambiando diariamente. Creo que tendremos que adaptarnos a las nuevas circunstancias, unas nuevas circunstancia que todavía no sabemos. El mundo del turismo está lleno de controversias aún”.
Punta Cana fue como pensada para enfrentar los efectos de esta crisis
Ni un futuro divino de ensueños, ni la profecía de un médium. Sus esperanzas están basadas en las vivencias de ver levantar el destino Punta Cana desde la selva natural y el olvido oficial lo que lleva a entender que Punta Cana, como destino turístico, fue pensado como para enfrentar los nuevos hábitos que al turismo impone el Covid-19.
Poca densidad de habitaciones por hectáreas, grandes y pequeños hoteles en medio de inmensas áreas paisajísticas, playas distanciadas de grandes ciudades y restaurantes rodeados de amplias áreas verdes, es lo que define a Punta Cana.
“Desde que nos iniciamos, utilizamos criterios del uso de espacio perfectos para la actual situación porque utilizamos de 35 a 40 habitaciones por cada hectárea por lo que tenemos hoteles de dos mil habitaciones pero con áreas verdes inmensas. Los hoteles son de solo cuatro plantas lo que permite que los ascensores no sean necesarios”.
Por eso afirma de manera categórica que Punta Cana tiene muchos de los factores que nos permiten sin problemas asumir el distanciamiento físico de nuestros turistas porque tenemos espacios de sobra.
Cita el caso de los restaurantes que podrán trabajar a la mitad de su capacidad llevando la otra mitad a espacios en sus grandes áreas verdes.
Resalta la ubicación de las playas dominicanas aisladas unas de otras y lejos de grandes ciudades lo que las convierte en zonas de fácil control de salud. Cita los casos de Sosúa y Cabarete, Punta Cana, Bayahíbe, Juan Dolio, Guayacanes, Samaná, son zonas manejables porque no están en medio de grandes ciudades.
Puntacana ya trabaja para responder al cambio de los hábitos de los turistas
Frank Rainieri vaticina que más que el tipo de turista que viaja, lo que van a cambiar son los hábitos de turistas en los hoteles.
“No afirmo nada de manera categórica porque todo está en estudio porque la situación cambia cada día, pero ya nosotros estamos promoviendo los trillos de bicicletas, los trillos de caminatas, la observación de aves, las aves y especies en el mar, el snorkgin, el yoga, el golf, el tenis, estamos promoviendo los cambios de hábitos a actividades más activas que el bailar merengue en una piscina, o clases de merengue en un salón. No habrá bufete, sino todo plateado porque el bufete no garantiza la distancia.
Rainieri honró a Adompretur con casi dos horas como invitado al VI Conversatorio Virtual sobre los Retos del Turismo dominicano. Como primicia reveló que ya el Grupo Puntacana está trabajando en el cambio al formato tradicional. Sumar actividades que no eran tan comunes. Cambios para un segmento muy importante que será conservador y que por el momento requerirá un esquema diferente al tradicional, aunque, advierte, habrá una generación a la que habrá que mantenerle las discotecas y otros entretenimientos.
El PGA o la gran oportunidad de relanzar el turismo dominicano
El PGA Tour Corales Puntacana Resort Club Championship debió ser en marzo, pero sus organizadores acordaron retomarlo entre el 21 y e 27 de septiembre próximo como parte de la temporada regular 2020-2021.
Rainieri detaca que el PGA reúne a más de 60 jugadores profesionales y que con la situación actual implica que van a venir a República Dominicana los 60 mejores jugadores de golf del mundo y que la gente va a estar atenta lo que garantiza mayor cobertura, mayor proyección del país que nunca antes.
Está convencido de que si el Gobierno establece con tiempo la fecha de apertura de los aeropuertos y aplicando los protocolos adecuados podremos celebrar un evento internacional de golf en Punta Cana para decirle al mundo que el turismo dominicano está abierto y es seguro, porque la gente que participa del PGA no se mueve si no están 110% seguros y ese es el mensaje más importante en este momento para República Dominicana.
Publicado originalmente por: ViveDominicana