Montreal, Canadá. En la carrera de la industria de las baterías eléctricas, cada vez más multinacionales apuestan a Canadá, que ofrece incentivos fiscales, acceso a minerales críticos y a energías renovables.
El martes, durante la presentación de su presupuesto anual en Ottawa, el gobierno canadiense anunció un crédito sobre impuestos del 30% para promover la fabricación de tecnologías limpias y la extracción, transformación y reciclaje de minerales críticos.
Es una forma de impulsar aún más una tendencia que se dibuja claramente: en dos años, el país registró más de 18.000 millones de dólares de inversiones en el sector de las baterías eléctricas, un impulso importante para la industria automotriz canadiense, afectada en las últimas décadas por la salida de varias fábricas hacia México, que ofrece menores costos.
El último anuncio vino de Volkswagen, que construirá su primera planta de baterías fuera de Europa en la provincia de Ontario, y se convertirá en el primer fabricante de autos en debutar con su producción en Canadá en 35 años.
“No se trata solo de un nuevo capítulo. Es prácticamente un nuevo libro que escribimos en el sector automotor en Canadá”, declaró el ministro de Industria, François-Philippe Champagne, tras ese anuncio del fabricante alemán a inicios de marzo.
Otros pesos pesados del sector también eligieron Canadá para expandirse al mercado norteamericano, como Stellantis, asociado con la coreana LG, el fabricante de neumáticos francés Michelin, o la estadounidense General Motors (GM).
“Canadá ha pasado del quinto al segundo lugar en el mundo en términos de nuestra cadena de suministro de baterías”, se jactó recientemente el primer ministro, Justin Trudeau, en referencia al último ránking de la firma de investigación BloombergNEF, el cual colocaba al país norteamericano apenas detrás de China.
Según el informe, Canadá debe esa posición a sus “importantes recursos de materias primas” y su cadena de aprovisionamiento con energías limpias.
“Fabricar el vehículo más ‘verde’ del mundo es nuestra intención”, sostuvo el ministro de Industria, en momentos en que varios países quieren emanciparse del predominio chino en el sector.
China produce 75% de las baterías de litio del mundo.
– Minerales clave –
Para la especialista Sarah Houde, de Propulsion Québec, el principal argumento de Canadá en esta competencia es que es uno “de los únicos países del mundo que posee todos los minerales necesarios para producir baterías”.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda de minerales esenciales podría cuadruplicarse, o sextuplicarse incluso, para 2040.
“Estar cerca del mercado principal, pero también de la fuente de aprovisionamiento es primordial para nosotros”, explicó Brett Lynch, presidenta de la minera australiana Sayona, que acaba de instalarse en Quebec para desarrollar uno de los primeros proyectos de extracción de litio.
Otra razón, y “probablemente la más importante, es la hidroelectricidad” en Quebec, añadió el ejecutivo.
“En ningún otro lugar de este mundo encontramos tanta energía verde, tan rentable y poco contaminante”, destacó.
Según datos oficiales, 99% de la energía producida en esa provincia es de fuentes renovables.
– Economía circular –
El gobierno canadiense invierte en el reciclaje de baterías eléctricas para desarrollar una cadena de producción circular.
Varias usinas están funcionando en Canadá y permiten reciclar 95% de los metales estratégicos presentes en una batería, utilizando “97% menos agua que la que se requiere para extracción y refinado por tonelada de material de batería”, y contaminando bastante menos también, explicó Louie Diaz, de la empresa de reciclaje Li-Cycle.
Otra ventaja de la industria local es su acceso privilegiado a los miles de millones anunciados por Washington para fomentar el cambio de la matriz energética del transporte a los vehículos eléctricos, las baterías y los proyectos de energía renovable.
La Ley de Reducción de la Inflación (IRA), es un enorme plan de ayudas a la transición energética lanzado por el presidente estadounidense, Joe Biden, que apoya resueltamente el “Made In America” con incentivos fiscales a la compra de vehículos eléctricos, entre otras medidas
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