En promedio, las personas pasan más de siete horas por día delante de dispositivos electrónicos. Con el aislamiento preventivo obligatorio, este tiempo incluso se duplicó en muchos casos y las consecuencias a largo plazo en la visión pueden llegar a ser severas.
En promedio, las personas pasan más de siete horas por día delante de las pantallas ya sea celular, televisor, computadora o tablet. Es decir, casi el 30% del día frente a dispositivos electrónicos. Dejan de relacionarse directamente con personas para hacerlo virtualmente con aplicaciones o páginas web. Actualmente debido al aislamiento social preventivo obligatorio, ese porcentaje se podría decir que se duplicó y las consecuencias negativas pueden ser múltiples.
Consecuencia de una mayor penetración de toda clase de pantallas amplificado por la cantidad de tiempo libre debido a la medida que se tomó, con el fin de evitar la propagación de la pandemia, las pantallas se convierten en una de las principales fuentes de entrenamiento para las personas.
La evolución de plataformas del estilo “a demanda” generó nuevas formas de consumir medios audiovisuales. Además, en el campo de las aplicaciones, se asiste a un “salto” desde la computadora de escritorio a los teléfonos inteligentes, lo que facilitó el acceso a estas en cualquier lugar y momento. Si a eso se le suman valores de obesidad infantil y sedentarismo crecientes en todo el mundo, el combo tecnología + falta de actividad física + sobrepeso debido al confinamiento letal, todo parece conducir a un combo letal.
El denominado síndrome de ojo seco se caracteriza por la alteración en la producción de las lágrimas que da lugar a síntomas como irritación y picazón ocular y molestias al utilizar lentes de contacto. “El párpado está en permanente fricción con el ojo y esa fricción puede generar daño. Gráficamente podemos decir que el ojo funciona como el limpiaparabrisas de un auto: si lo encendés con el vidrio seco, te lo raya y lo arruina. Lo mismo ocurre con el párpado y la córnea: sin lubricación, el párpado la lastima”, explicó el doctor Alejandro Aguilar, médico oftalmólogo especialista en enfermedades de la superficie ocular, fundador y ex presidente de la Sociedad Argentina de la Superficie Ocular (M.N. 71.395).
“En cuanto al efecto sobre la superficie ocular, hay que tener en cuenta que una persona parpadea entre 10-15 veces por minuto. Al realizar alguna actividad en donde se fija la vista de cerca, los parpadeos disminuyen en 50% y, por lo tanto, decrece la difusión de la lágrima sobre la superficie ocular ya que los párpados son los parabrisas de los ojos”. Así lo explicó el médico oftalmólogo Rogelio Ribes Escudero, especialista en córnea y superficie ocular.
Por otro lado, el uso de dispositivos electrónicos genera un esfuerzo en el músculo ciliar, que es el encargado de realizar el enfoque de cerca. “Al contraerse, este músculo aumenta las dioptrías de magnificación del cristalino, proceso conocido como acomodación. El problema es que uno pasa tanto tiempo haciendo actividades de cerca que se genera un espasmo y contractura de este músculo, generando visión borrosa transitorio y cefaleas en algunos pacientes jóvenes. Es como ejercitar un mismo músculo en el gimnasio durante ocho a 10 horas por día, en algún momento se va a acalambrar”, explicó el experto, y agregó: “Por eso la Academia Americana de Oftalmología sugiere que se adhiera a la regla de cada 20 minutos, tomar un descanso de 20 segundos y mirar algo a más de seis metros”.
La principal causa de la disfunción de las glándulas de meibomio es la obstrucción de sus orificios, producto de coágulos lipídicos o de membranas fibrosas que cubren los poros de drenaje. “Esto origina un sobrecrecimiento de las bacterias en el interior de las glándulas y en la base de las pestañas-apuntó el especialista-. Estos microorganismos sintetizan toxinas que promueven la inflamación en el párpado y en la superficie ocular”.
Como se trata de una patología crónica, con el paso del tiempo, las bacterias van formando un escudo que las protege de los antibióticos -denominado biofilm-. Es por eso que el tratamiento de esta patología consiste en la refuncionalización de las glándulas de meibomio. Para ello, existen dos pilares en el procedimiento: desbloquearlas y tratar el sobrecrecimiento bacteriano.
Además de ojo seco, “Los niños que pasan mucho tiempo en casa o en lugares cerrados frente a una pantalla, en un entorno de distancia corta y de luz artificial, son mucho más propensos a que en ellos aparezca o se desarrolle la miopía”, dicta un informe de la OMS, que estima que la cifra de miopes para el 2025 podría ascender a 324 millones de personas.
En este contexto, los especialistas aconsejan reducir la exposición a pantallas tanto en niños como en adultos durante esta cuarentena obligatoria ya que las consecuencias a largo plazo pueden llegar a ser severas.
Fuente: Infobae