Santo Domingo.- El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), puede volver a convertirse en la principal organización política del país porque tiene una obra de gobierno de 20 años que se ha constituido en un sólido activo que, si es bien encauzado por los actuales dirigentes, puede constituir la base de su éxito.
Esa conclusión es del ingeniero Temístocles Montás, vicepresidente del PLD, expuesta ampliamente en su último libro “En victoria, la escalada electoral del PLD”, que será puesto en circulación a la 5:00 de la tarde del miércoles 14 de este mes en la Casa Nacional del PLD en la avenida Independencia.
Durante la ceremonia, habrá un panel en el que intervendrán el escritor Pedro Vergés y exministro de Administración Pública y miembro del Comité Político del PLD, Ramón Ventura Camejo.
Para Montás, hay experiencias que demuestran que “un partido en el gobierno se desgaste, con los años (en el poder) no necesariamente es una situación irreversible”.
En el libro, Montás citó que el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) perdió las elecciones de 1978 con el 42% de los votos luego de 12 años en el poder, sin embargo, “ocho años después, en el marco de una crisis económica que puso de manifiesto la incompetencia del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el PRSC obtuvo en las elecciones de 1986 el 40.51% de los votos y gobernó el país por los próximos diez años”.
El exministro de Economía, Planificación y Desarrollo expone en su obra que el comportamiento electoral del PLD en 2024 estará condicionado por “los niveles de éxito o fracaso del gobierno del PRM (Partido Revolucionario Moderno), la calidad de los resultados del esfuerzo para el PLD recomponerse y consolidar la calidad institucional como partido”.
Además, su éxito dependería de “los niveles de resiliencia que muestre el PLD ante las embestidas de que es objeto, asociadas a supuestos o reales actos de corrupción administrativa cometidos durante el gobierno pasado”.
No obstante, Montás advierte que un factor clave para la recomposición y victoria electoral del PLD en la próxima contienda reside en “la capacidad que muestre para interpretar correctamente la coyuntura (económica, social y política) para construir un relato adecuado y levantar una consigna que conecte apropiadamente con las expectativas de la generalidad de la población en un contexto convulso”.
El factor Leonel Fernández
En el libro, Montás señala que luego de la renuncia de Leonel Fernández de las filas del PLD y su participación en las elecciones como candidato presidencial de Fuerza del Pueblo, aliado en candidaturas provinciales con el PRM, ese grupo ha trazado la estrategia de sonsacar a gente del PLD y venderse como el principal partido opositor.
El autor expresa que, tras su unidad con el PRM en las pasadas elecciones, el gobierno le pagó a Fuerza del Pueblo reconociéndolo como segunda fuerza en el Senado y acogiéndolo en el Consejo Nacional de la Magistratura, pero que ante el fracaso del gobierno de Luis Abinader, quiere despegarse y erigirse en líder de la oposición.
“Como ya se ha venido manifestando, su accionar político (de Leonel) se enfoca en dirección a debilitar al PLD y venderse y posicionarse como cabeza de la oposición”, apunta Montás, quien advierte que siendo esa su estrategia, “su existencia y su accionar como adversario político del PLD han de ser adecuadamente reconocidos como un desafío no menor que ha de gestionarse con la mayor inteligencia en términos de estrategia y táctica política”.
Montás se ocupa en este nuevo libro de recrear el proceso de gestación del PLD concebido por Juan Bosch como un partido de militantes que superara al de masas que era el PRD, visto en el contexto de los cambios socioeconómicos y políticos del país y del mundo.
Examina los éxitos y los posteriores declives del PRSC y el PRD a lo largo de los años, así como el papel de las alianzas para dar triunfos a los partidos mayoritarios en los procesos electorales recientes.
Una parte central de “En victoria, la escalada electoral del PLD” lo dedica Montás a examinar como un partido que inició como denunciante de las elecciones como “mataderos electorales”, pasó a participar en ellos en 1978 y los sucesivos procesos, hasta emerger en 1996 como una fuerza triunfante que luego se convertiría en una maquinaria vencedoras en las votaciones.