Un veterano del ejército estadounidense, Aaron James, de 46 años, ha logrado un impresionante progreso tras recibir el primer trasplante completo de ojo humano del mundo, en conjunto con un trasplante parcial de cara, un año después de la intervención.
Investigadores de la Universidad de Nueva York han declarado estar “asombrados” por la recuperación de James, quien sufrió un devastador accidente en 2021 mientras trabajaba como instalador de líneas de alta tensión, que le costó gran parte de su rostro y un brazo.
El ojo donado ha mostrado signos positivos, manteniendo la presión y el flujo sanguíneo en niveles normales y conservando su tamaño, una hazaña que contrasta con los ojos donados de animales, los cuales tienden a encogerse tras un trasplante.
Aunque James aún no ha recuperado la visión en el ojo, los médicos son optimistas, confiando en que con el tiempo podría volver a ver.
Según el estudio, los bastones y conos del ojo donado, así como las células nerviosas sensibles a la luz, han sobrevivido al trasplante, lo que genera esperanzas de que eventualmente pueda recuperar la vista. El Dr. Vaidehi Dedania, oftalmóloga y una de las responsables del estudio, declaró que “los resultados que estamos viendo tras esta intervención son increíbles y podrían allanar el camino para nuevos protocolos clínicos e inspirar nuevas investigaciones sobre trasplantes complejos de órganos sensoriales críticos”.
En una operación que duró 21 horas y contó con la participación de más de 140 profesionales de la salud, se injertó el ojo y parte de la cara de un donante masculino de unos 30 años. Además, se inyectaron células madre adultas en el nervio óptico del ojo trasplantado para favorecer su regeneración. A pesar de no haber recuperado la visión, las pruebas de electrorretinografía han revelado que las células encargadas de convertir la luz en señales eléctricas continúan funcionando, un avance clave en la ciencia de los trasplantes oculares.
Más allá de los avances médicos, James también ha recuperado la capacidad de comer alimentos sólidos y volver a oler, pasos significativos en su calidad de vida. “He vuelto a ser un hombre normal, a hacer cosas normales”, expresó el veterano, quien considera este último año como “el más transformador” de su vida. James ahora se enfoca en el futuro, especialmente en el objetivo de enviar a su hija Alice a la universidad, agradecido por lo que describe como “el regalo de una segunda oportunidad”.