El SIBO es un trastorno digestivo prácticamente desconocido hasta 2023, cuando, de repente, se convirtió en tendencia en las redes sociales. Conocidas “influencers” confesaron padecerlo y se lanzaron a dar recomendaciones: qué alimentos comer o no comer, cómo hacerse un test diagnóstico en casa, etc.
Ideas, quizá, bien intencionadas, pero discutibles o incluso perjudiciales desde el punto de vista médico, y, por supuesto, no aplicables para todo el mundo.
Eso sí, al menos la “moda SIBO” ha servido para dar a conocer el problema, animar a algunas personas a acudir al médico, o concienciar de la necesidad de afinar en diagnósticos y tratamientos.
Demasiadas bacterias en el intestino delgado.
El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (Small Intestinal Bacterial Overgrowth, SIBO) básicamente se da cuando determinadas bacterias que normalmente habitan en el intestino grueso proliferan de manera anómala en el intestino delgado porque algo ha perturbado su bienestar en el lugar en el que estaban.
No es, por tanto, una causa, sino una consecuencia de un desorden en el ecosistema digestivo. Y tampoco es algo nuevo, lo único novedoso es que ahora tiene un nombre específico.
El SIBO a menudo acompaña a otros problemas del sistema digestivo y tiene síntomas muy inespecíficos entre los que pueden figurar digestiones pesadas, abdomen hinchado, gases, ruidos intestinales, pérdida de apetito, diarrea y estreñimiento; síntomas que también se dan en otras patologías como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca o algunas intolerancias.
Entre quienes padecen este problema predominan las mujeres, especialmente con edades entre 20 y 25 años y a partir de 45.
Falsos positivos.
La prueba más específica para diagnosticar el SIBO es a través de un cultivo del líquido de la zona intermedia del intestino delgado, para lo que es necesario realizar una gastroscopia, es decir un procedimiento invasivo.
Otra opción muy empleada y no invasiva es el test de aire espirado, que permite determinar, a través de la exhalación del aliento, la cantidad de hidrógeno y metano que producen las bacterias durante la fermentación.
En ambas pruebas, sin embargo, influyen numerosos factores, como lo que se ha comido antes o si la persona está estreñida o con diarrea, por lo que puede haber muchos falsos positivos. Se calcula, de hecho, que hasta un 20 % de sujetos sanos, sin síntomas digestivos, pueden tener un resultado positivo en una prueba SIBO.
Hay también muchas personas que optan por hacerse ellas mismas un test de aliento -disponible por Internet a un precio que ronda los 60 euros-, lo que no suele ser una buena idea, dado que la prueba de poco sirve sin un experto que la interprete y, además, deja unas altas cifras de falsos positivos.
Los especialistas suelen limitar los test a pacientes con factores de riesgo, como cirugías intestinales o enfermedades que alteren la motilidad intestinal.
¿Antibióticos?, ¿dieta?.
El abordaje habitual del SIBO incluye antibióticos durante unas dos semanas con el fin de reducir el crecimiento bacteriano. Posteriormente, y dado que la enfermedad suele reaparecer, se suelen mandar medicamentos promotores de la motilidad intestinal y, en ocasiones, determinados probióticos con el fin de restaurar las bacterias beneficiosas en el intestino y ayudar a reducir el crecimiento excesivo de bacterias no deseadas.
El antibiótico es fundamental, pero siempre que el SIBO esté correctamente diagnosticado, ya que usarlo sin necesidad podría originar un nuevo problema al perjudicar a la “microbiota buena”.
El tratamiento a veces conlleva también cambios en la dieta, que generalmente consisten en reducir temporalmente los alimentos ricos en FODMAPS, es decir, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos, azúcares y polioles fermentables, que pueden fermentarse fácilmente en el intestino.
Esa opción, sin embargo, no convence a muchos expertos. Desde la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), por ejemplo, señalan que dicha dieta puede mejorar de forma temporal la sintomatología del meteorismo y la distensión pero, al ser muy restrictiva, desaconsejan su uso en el tratamiento del SIBO (sí la aconsejan, en cambio, en pacientes con síndrome del intestino irritable).
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que SIBO suele ser una enfermedad secundaria a otra, de modo que para evitar su reaparición habría que eliminar la causa primaria, lo cual no siempre es fácil o posible.
Calidad de vida.
El SIBO, además de causar molestias digestivas, puede dificultar la absorción de nutrientes y provocar carencias en el organismo, y está también muy relacionado con el estrés y la ansiedad.
En general, ocasiona una merma de la calidad de vida de quienes lo padecen, que tienen que estar constantemente pendientes de lo que comen o de lo que beben, de tener un baño cerca, etc., limitaciones que pueden resultar especialmente duras para adolescentes y jóvenes -grupos muy afectados por este trastorno-, llegando a dificultar sus relaciones sociales.
Algunos pacientes con SIBO, además, necesitan que se den ciertas condiciones en su centro de estudios o de trabajo, y ciertas facilidades, como, por ejemplo, poder ir al aseo en mitad de un examen.
Ir al médico, no al “influencer”.
En la avalancha de vídeos sobre el SIBO que proliferan en Tik Tok o Instagram, multitud de jóvenes, la mayoría chicas, cuentan sus molestias intestinales y las restricciones alimentarias autoimpuestas para mantener la tripa plana.
Son, por lo general, testimonios, que refieren un problema de salud, pero también un asunto estético, y que aconsejan suprimir ciertos alimentos. Todo ello con poca o nula supervisión médica, algo sobre lo que los facultativos llevan tiempo alertando.
Y es que eliminar alimentos sin una indicación específica puede hacer que la microbiota se vuelva perezosa, de modo que cada vez cueste más digerir la comida. Abundan también los casos en los que la persona evita comer para no hincharse, lo que puede derivar en algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA).
Los médicos son claros al respecto: en caso de padecer molestias intestinales (que pueden ser SIBO o no) hay que acudir al especialista y seguir las pautas que éste indique. Los consejos de los influencers quizá les sean útiles a ellos, pero no tienen por qué ser beneficiosos para ti.