Las personas que presentan estornudos, respiración sibilante y dificultad respiratoria de forma simultánea pueden padecer de asma alérgica, lo que puede repercutir en su calidad de vida, pero hay muchas formas de controlar esta enfermedad, afirma un experto de Cleveland Clinic.
Aunque las pruebas y definiciones varían, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han calculado que más de 260 millones de personas padecen asma en todo el mundo.
El asma alérgica es el tipo más común de asma y se desencadena por factores ambientales, dice el alergólogo e inmunólogo de Cleveland Clinic, Ronald Purcell.
“Cuando tus alergias se combinan con asma, se conoce como asma alérgica. Esto hace que las vías respiratorias se estrechen cada vez que se inhala un alérgeno. Aunque hay muchos alérgenos diferentes que pueden desencadenar el asma alérgica, todos tienen algo en común: están en el ambiente, no en la comida ni en los medicamentos”, dice el doctor Purcell.
Las alergias ambientales pueden incluir la caspa de las mascotas (células muertas de la piel), los ácaros del polvo, las cucarachas, el moho y el polen. “Si el polen o el moho desencadenan la afección, ésta puede presentarse sólo estacionalmente. Si la provocan los animales domésticos o los ácaros del polvo de la ropa de cama, los síntomas pueden aparecer durante todo el año”, señala.
En el caso del asma alérgica, lo más probable es que una persona presente síntomas de rinitis alérgica y síntomas pulmonares al mismo tiempo, continúa explicando el doctor Purcell. “La rinitis alérgica, o fiebre del heno, afecta a la nariz y los senos paranasales y puede causar síntomas como estornudos, congestión, picor de nariz y ojos. El asma, en cambio, afecta principalmente a los pulmones y puede causar síntomas como tos, sibilancias, opresión en el pecho, falta de aire o respiración rápida.”
En los niños, los síntomas del asma alérgica pueden ser más sutiles, puntualiza el especialista. “Pueden decir que están demasiado cansados para jugar, pero los padres deben comprobar si tienen sibilancias o tos. Si los demás niños corren y juegan, y tu hijo quiere quedarse al margen, es posible que tenga problemas para respirar”.
Pruebas y tratamiento
Las pruebas de alergia pueden ayudar a identificar los desencadenantes de las alergias, y las pruebas adicionales pueden ayudar a confirmar el diagnóstico de asma, dice el doctor.
Una vez diagnosticada el asma alérgica, identificar y evitar sus desencadenantes ayudará a controlar los síntomas.
Para reducir los alérgenos en el hogar, el doctor Purcell recomienda:
– Utilizar un filtro de partículas de aire de alta eficiencia (HEPA) para reducir los desencadenantes en el aire.
– Minimizar o eliminar la exposición a animales domésticos si es necesario.
– Utilizar fundas especiales para ácaros en la ropa de cama y procurar que los niveles de humedad interior sean del 35% para minimizar la exposición a los ácaros del polvo.
– Eliminar las fuentes de alimentación de las cucarachas utilizando recipientes sellados y limpiando regularmente el suelo y las superficies de la cocina.
– Cambiarse de ropa y ducharse una vez en el interior si la persona es alérgica al polen, y cerrar puertas y ventanas cuando el recuento de polen sea elevado.
– Comprobar y eliminar el moho, que puede desarrollarse en interiores si hay una fuente de humedad no deseada, como fugas en las tuberías.
La buena noticia, dice el doctor Purcell, es que los tratamientos actuales del asma alérgica -principalmente medicamentos e inhaladores- son muy eficaces. “Son relativamente fáciles de usar y tienen efectos secundarios mínimos”, afirma.
“En los casos de síntomas graves que no responden a la medicación o en los que no pueden evitarse los desencadenantes, es muy eficaz un tratamiento de vacunas antialérgicas (inmunoterapia con alérgenos)”, añade. “Estas inyecciones ayudan a crear inmunidad contra alérgenos como la caspa de perro y gato, los ácaros del polvo, las esporas de moho y el polen de árboles, gramíneas o malas hierbas. Las vacunas pueden aliviar el asma alérgica, la rinitis y la conjuntivitis”.
Aunque las vacunas antialérgicas suelen ser adecuadas para adultos y niños mayores de cinco años, no son para todo el mundo. “Las personas con cardiopatías graves o que necesitan tomar medicamentos como los betabloqueantes no son buenos candidatos, por ejemplo”, advierte el doctor Purcell.
“Una opción que no debería estar sobre la mesa es dejar que el asma alérgica arruine su calidad de vida”, concluye el doctor Purcell. “El objetivo es controlar su afección para que nunca límite las actividades que le gustan porque desencadenan una reacción alérgica. Trabajar con tu médico te ayudará a encontrar un plan de tratamiento adecuado para ti.”