Diagnostican hombre con herpes y sarna pero tenía viruela del mono

Diagnostican hombre con herpes y sarna pero tenía viruela del mono

Su caso retrata las fallas de EE.UU. ante el brote

Dos días después de regresar de Nueva York a su hogar en California, a Kevin Kwong le picaban tanto las manos que se despertaba del dolor. Pensó que era eczema.

“Todo empeoró rápidamente”, dijo el residente de Emeryville. “Aparecieron más manchas, en la cara, y empezaron a salir fluidos. La erupción se extendió a mis codos, manos y tobillos”.

Después de seis citas virtuales con médicos y enfermeras, una llamada a una línea de atención de enfermería, una visita a una clínica de urgencias, dos a una sala de emergencia y dos diagnósticos incorrectos, un especialista en enfermedades infecciosas le diagnosticó a Kwong, de 33 años, viruela del mono a principios de julio.

A pesar de hacerse dos pruebas, nunca dio positivo.

Como el número de casos se ha disparado en Estados Unidos en el último mes, el sistema de salud pública se esfuerza por difundir el peligro del virus y distribuir un suministro limitado de vacunas a las personas vulnerables.

Pero el problema va más allá. Las personas que pueden estar infectadas se enfrentan a callejones sin salida, retrasos, diagnósticos incorrectos y tratamientos inadecuados mientras navegan por un sistema de atención de salud poco preparado y mal informado.

Este virus, poco conocido, hace que los hospitales se apresuren a enseñar al personal de urgencias a identificarlo y analizarlo correctamente.

El doctor Peter Chin-Hong, el especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California-San Francisco que finalmente diagnosticó a Kwong, dijo que su caso fue un punto de inflexión para su hospital.

“Kevin llegó en mitad de la noche, cuando no había muchos recursos disponibles. Así que creo que después de su caso, nos estamos educando mejor sobre la enfermedad. Pero creo que los médicos no siempre saben qué hacer”, señaló Chin-Hong.

A finales de junio, cuando Kwong empezó a experimentar los síntomas, la mayoría de los médicos y enfermeras con los que habló durante las visitas virtuales ni siquiera mencionaron la viruela del mono.

A finales de junio, cuando Kwong empezó a experimentar los síntomas, la mayoría de los médicos y enfermeras con los que habló durante las visitas virtuales ni siquiera mencionaron la viruela del mono.

Eso no le sorprende al doctor Timothy Brewer, profesor de medicina y epidemiología de la UCLA.

“Aunque he trabajado de forma intermitente en varios países del África subsahariana durante los últimos 25 años, nunca he tratado un caso de viruela del mono”, explicó Brewer. “Antes de este brote, era una enfermedad muy inusual”.

Una erupción limitada a la zona genital o rectal puede confundirse con una infección de transmisión sexual. Pero, según Brewer, incluso si los médicos no han sido capacitados para reconocer la viruela del mono, sus consejos a los pacientes podrían ayudar a contener la propagación.

“Deberían aconsejar que no se tenga actividad sexual hasta que sus lesiones estén curadas y tratadas”, apuntó Brewer.

Aunque muchos casos son leves y se resuelven por sí solos, algunos se agravan rápidamente, como el de Kwong.

“Tu cuerpo está siendo invadido por esta cosa que no entiendes. Y no tienes a dónde ir, así que es doloroso y aterrador”, dijo Kwong.

Al principio, Kwong trató la erupción con los esteroides tópicos que utiliza para el eczema. Cuando eso no funcionó, tuvo una cita en línea con una enfermera que le diagnosticó herpes y le recetó un medicamento antiviral.

En las horas siguientes, la erupción se extendió rápidamente a más partes de su cuerpo. Alarmado, Kwong fue a una clínica de urgencias.

El médico coincidió con el diagnóstico de herpes y añadió otro: sarna, una erupción causada por ácaros que se introducen en la piel. “Mis manchas se concentraban en las manos, las muñecas, los pies y los codos, que son lugares privilegiados para la sarna”, contó Kwong.

Este médico pensó en la viruela del mono, pero las manchas de Kwong estaban agrupadas y tenían un aspecto diferente al de las imágenes de la erupción con las que este médico estaba familiarizado.

“Dependiendo de dónde estuviera con mis síntomas, y de con quién hablara, recibía respuestas diferentes”, dijo Kwong.