Septiembre mes de la concientización del cáncer infantil
Cuando nos llega un niño con diagnóstico de cáncer a consulta, ya de por sí la noticia es devastadora, imagínese tener que ser portador de tan mala noticia a los padres y al mismo niño, expresa la oncóloga radioterapeuta del Centro de Radioterapia Integral RADONIC, Dra. Lourdes Marmolejos.
De acuerdo a la especialista las primeras interrogantes que ocurren entre los padres son: ¿Tiene cura?, ¿Qué tan avanzado está?, ¿El tratamiento es costoso?, ¿Qué tiempo de vida tiene? ¿Cómo se lo explico a mi hijo? ¿Puede llevar una vida normal? son interminables las inquietudes, luego de que superas el shock.
Existen una gama de emociones y de inmediato viene la sobreprotección, atenciones y mimos hacia el niño, pero el trabajo en equipo es fundamental para el manejo infantil, cada personal médico y aliado juega un rol determinante, donde se entrelazan y complementan las terapias, señala la Dra, Marmolejos.
Cuando el niño llega a recibir la terapia, ya tiene cierta madurez de la enfermedad, en su mayoría ya han recibido múltiples esquemas de quimioterapia, cirugías y hospitalizaciones, se percibe algo de tranquilidad en la consulta, ya que se sienten que han pasado por todo y al ver que este tratamiento es diferente, les causa curiosidad y hasta se sienten súper héroes.
La radioterapia le es un enigma para los más pequeños, ya que no amerita canalización, ni agujas ni internamientos (salvo los que ameriten estar bajo sedación, por cuestión de inmovilización al recibir el tratamiento), explica.
Al ver la maquina donde serán tratados se la imaginan como una nave espacial o un equipo intergaláctico que solo se puede mover con los poderes que ellos tienen y es esta imaginación la que logra que día tras día acudan a sus terapias, sintiéndose invencibles, con superpoderes, sin miedos, un espacio donde no hay dolor y pueden transportar su imaginación y creatividad.
Dependiendo de qué área del cuerpo se va a tratar, se le puede ayudar para obtener su súper poder, ya sea una capa, un amuleto en mano, la máscara termostática pintada de su personaje favorito, dulces y golosinas y ya para el final de tratamiento, un certificado de cumplimiento por haber logrado su súper labor.
El diagnóstico temprano y preciso es el objetivo principal en el manejo del cáncer pediátrico, que conlleva a un incremento en la sobrevida, mejoría de pronóstico y reducción de efectos secundarios o efectos tardíos provocados por los tratamientos, concluye la Dra. Lourdes Marmolejos.