En el marco de la conmemoración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la oftalmóloga, Judith Portorreal, explicó que, de acuerdo a varios estudios de investigación, los bebes alimentados con leche materna tienen un mejor desarrollo de la estereopsis o visión de profundidad, debido a la presencia del ácido docosahexaenoico (DHA), donde comienza el fenómeno de la visión.
“Es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga, componente de los fotorreceptores de la retina y de la corteza cerebral. Entonces, la función de estos fotorreceptores consiste en captar la luz que recibe el ojo y la traduce en información para que finalmente se convierta en lo que es la visualización de la imagen”, explica.
La especialista en queratocono y tratamiento de la miopía explicó que el DHA abunda en la leche materna y aclaró que no es un ácido graso que el ser humano pueda sintetizar, sino que tiene que obtenerlo de la dieta.
“Aparecen en las carnes rojas, en el pescado y en el aceite de pescado. Ese componente no está presente en las fórmulas. Se hicieron estudios de investigación suplementando a los bebés con DHA y resultó que los bebés alimentados con fórmula no presentaron el efecto que se observa en los niños alimentados con leche materna, es decir, que los suplementos de DHA no generan el mismo efecto que el DHA que tiene la leche materna”, explicó.
Añadió que este efecto sobre la estereopsis del bebé podría evaluarse entre los 6 meses y el año, y puntualizó que consiste en una prueba especializada que debe de ser realizada por un oftalmólogo o un oftalmólogo pediatra.
Explicó que el bebé nace con una visión muy borrosa y logra tener visión a una distancia muy cercana y es al mes de vida que comienzan a desarrollarse los primeros reflejos.
“El primer reflejo que se desarrolla es el reflejo de fijación, aquí el bebé es capaz de fijar objetivos, por ejemplo, fijar la cara de su mamá. A partir de los dos meses, aparte del reflejo de fijación, también el bebé ya va desarrollando el reflejo de seguimiento, donde es capaz de seguir objetivos, por ejemplo, los movimientos de sus padres. Y así van continuando el desarrollo de los reflejos hasta alcanzar el primer año. Ya en la medida que el bebé comienza a caminar entonces comienza lo que es el desarrollo de su visión de lejos”.
La especialista en lentes de contacto indicó que para el seguimiento del desarrollo normal de la vista del bebé, es necesario evaluar los ojos en el primer mes de vida, a los seis meses de edad, al año de edad y a partir de ahí cada año hasta que el niño alcance la mayoría de edad.